miércoles, 5 de diciembre de 2007

Este fue un viaje de ida


Se termina el año... qué cosa esto del calendario, al cual adaptamos desde las ganas de hacer cosas hasta nuestro humor. Cuando llega ésta época, la rutina, el estudio y/o trabajo ya hartan; uno se cansa del corte de pelo, del color de las paredes del cuarto, de la piel blanquecina y hasta de la marca de yerba con que cebó los mates durante meses. Particularmente, a veces uno está cansado de las emociones. Sean fuertes o debiluchas, cuando son muchas... a veces no son tan buenas. Este verano me recibe con aires hippies... algunos cuando estaban mal en algún lado (feeling sort of “bad vibrations”) simplemente se trasladaban a otros ámbitos para renovar el espíritu. Bueno, voy a adoptar en parte su filosofía (¡pero no su vestimenta!) y ampliar mi panorama conociendo otras realidades; dejar de ver este siempre-verde llano de nuestra pampa húmeda para llenarme los pies de tierra de siete colores y de puna los pulmones. Y quedarme escuchando el silencio ancestral de esos valles quebrados, con cielos límpidos y pueblos perdidos.Quiero de una vez liberar ese pájaro que sabe ser mi alma viajera, recordar cómo es esa chica aventurera que late en mí (aunque vamos a estar un poco roñosas lo admito, me la banco). Quizás así de alguna mística manera el viento norteño se lleve las viejas penas... para que adentro nazcan cosas nuevas.

martes, 27 de noviembre de 2007

C'est moi III



Decido vivir con pasión, con temor, y con un poco de vino también. Sí, las huellas en el cuerpo y en la mente trazan los surcos del camino, pero el “yo” lo dirige. Tenemos el poder de decir: “hasta acá llego” o “quiero ir más allá”; todos podemos si lo queremos, y viceversa. Por ahí se nos sale un “¿querés recorrerlo conmigo?” y ahí viene otro poder, el de compartir, muchas veces temido por ignorado. Cada paisaje es un cuadro distinto, cada momento es una parada crucial: en el instante menos esperado llegan las cosas que uno en realidad espera; de las formas más raras (bizarre !) se tejen las tramas del destino y de los acolchados. A veces nos damos cuenta de que las cosas no son tan predecibles y que el amor y el odio se toman de la mano y quizás así sepan andar. Como cuando llueve con sol, como la naturaleza dual de la luz... alguna vez los esquemas se nos cambian y no sabemos a qué parte darle importancia: ¿sol o lluvia? ¿Ondas o partículas? ¿Es posible todo junto? Ahora pienso en un tonto comentario: “todo junto” se escribe separado, y “separado” todo junto.Cosas que supe de “teoría” o de experiencias de terceros las puse a práctica y en verdad resultaron así. Por un momento el mundo estaba poblado por suaves pájaros, y al rato se transmutó en un paisaje de fieras indomables. Y de las lágrimas brotó la euforia y de la euforia cayeron lágrimas... en mi tranquilidad impotente de haber hecho lo que mejor pude y lo que consideré justo, excepto guardarme algunos silencios que todavía pesan y no me dejan dormir.
Un par de conclusiones me dejaron otra vez tiernamente enajenada... para mi comadre tengo una moraleja un poco “cursi” (je) : por más que asome cualquier adversidad, palos en la rueda o como quiera llamarse, si hay amor hay amor, y nada puede detenerlo. Nada. Ni siquiera nosotros mismos. Excepto... alguien más...



‘Cause love is like a wrong turn on a cold night… yeah, ain’t that a bitch?

sábado, 10 de noviembre de 2007

(...)


En un lapso de tiempo de no más de unas horas, no menos de unos años, no poco como un segundo, un remolino poseyó mi mente mareándome en un popurrí giratorio, dejando mi cuerpo tiritando como una hoja enfrentándose al otoño. Así fue como el dolor reflotó con ese viento desubicado y un november rain intenso. Todo pega vueltas para mí… todo se da vuelta, todo vuelve. Si la felicidad es una elección, la tristeza no puede ser una tirada de dados. La imperfección del humano da la lógica razón a lo supuestamente imprevisto, pero sólo después de aparecido el evento. Para seguir hay que mirar hacia otras latitudes… y resignarse al dolor -quizás hasta anestesiarse- , pensar sólo en lo bueno que cosechamos y contentarse con lo que queda.
En algunos momentos prefiero la calma del silencio, aunque mi rostro delate crudeza y sinceridad en cada expresión. Porque aprender a perder, admitir que el ego se rompió, reconocer que una puerta se cierra, aceptar la impermanencia de las cosas terrestres, no es fácil para nadie. Y en ese proceso es cuando vienen las ganas de atrapar con palabras las volutas de sentimiento fumante. Mis palabras, que quizás no tengan la habilidad de las letras de Spinetta, o la teatralidad de las obras de Bioy, mis humildes palabras despluman el alma y renuevan la tierra a sembrar, al precio de mostrarme como soy, porque no sé usar disfraces más que para el carnaval. Dibujan en forma de prosa las líneas que unen los puntos aislados de cada “hito vivencial”, una curva escurridiza que intuye el camino. Él, aunque desconocido, está enfrente nuestro aún y hay que transitarlo. Con cojones.
Luego viene una fuerza motora, naciente de las cenizas de los lamentos, cuando parece que el alma está tan saturada de lágrimas, y hace que la ordenada de la sonrisa nunca llega a cero, y que uno cambie el ángulo de vista, otra vez. Es el preludio de la elección hacia la felicidad, ese pequeño empujón del ego, una obertura de ojos hacia un cielo descubierto, dejando los oídos receptivos hacia el cantar del viento. Como siempre, recaigo en que la esperanza remanente no se pierde, recalco la beldad de esas almas serenas que abrazan y sacan sabiamente una máxima confortante como un túnel de luz atravesando el vacío. Sin rencores absurdos ni ensueños enturbiadores, hay que ir mudando pieles … en la sabia aceptación de que la vida es lo que pasa mientras soñamos con el futuro y extrañamos algún pasado.
¿Qué estás haciendo ahora con tus elecciones?

domingo, 21 de octubre de 2007

Dios se murió


Por donde lo mires, no hay respuesta que darle. ¿Cuándo existió la justicia, cuándo? Las buenas personas no se merecen esto. Será la fragilidad de los tallos tiernos, y la resistencia de la mala hierba. Siguen subiendo ángeles al cielo, y siguen quedando vacíos inexplicables en los que quedan. Díganme ahora si éste dios es bueno, traten de contrariarme y desmientan ése axioma... ¡díganme si tal dios no juega a los dados con la vida! Impotencia. Rabia. El devenir azaroso de un sol aturdidor y cambiante nos hizo perder la fe. Y cuantas memorias repiten como un déjà vu ese ahogo en el pecho. Sólo puedo hacerles una canción. Pero cómo frenar su subida al cielo...

sábado, 20 de octubre de 2007

Mes amies de terre cuite


Tengo grandes amigas. Alguna será por la altura, otra no tanto por eso, pero sí que son de las buenas. A unas las conozco desde que tengo memoria, a otras parece como si las conociera de toda la vida. Tomamos mates amargos mientras inventamos pinipons suicidas en la azucarera, bailamos con Celia y Compay, nos sacamos fotos a los pies o haciendo muecas, miramos películas europeas (también Harry Potter o alguna con Brad o Johnny), hablamos mucho y soñamos despiertas. Tenemos arduos debates filosófico-político-hombrístico-amorales en madrugadas en vela, por ahí acompañadas por algún manjar chocolatoso (de vez en cuando). Y ahí empezamos a sospechar... de que nuestras madres tienen la culpa de todo. Con otras comparto los asados populosos del sábado que culminan el domingo a la mañana, campamentos en el campo, mates y pileta, vueltas en autos, chatas, motos, bicicletas (etc.) y los mejores & peores recuerdos de mi adolescencia. Algunos de nuestras producciones son cadáveres exquisitos, conversaciones desopilantes, lágrimas de distintas clases y subclases, risotadas, risitas, ronquidos, abrazos. Somos desde psicólogas con doctorado en dilemas existenciales, predicadoras apocalípticas, ecónomas en microproblemas y licenciadas en anatomía-XY. Son fuerza cuando alguna se cae, siempre con el hombro de frente al tropezón, y el consejo cálido. Porque mis amigas son pan de corteza crujiente y miga esponjosa. ¿Cómo no ser tan feliz con ellas? ¡Las adoro!

sábado, 13 de octubre de 2007

La musique sans taboo

Casi se me pianta un lagrimón cuando mis ojos se volvieron hacia las instantáneas amateurs de unos rostros con evidente expresión. Largo por ancho, unas áreas planas que pueden transmitir la tridimensionalidad del sentimiento. Y me di cuenta que había verdadera magia allí, en cada rincón, por cada mirada cómplice compartiendo la adrenalina, saboreando la victoria. Es sólo lo que me queda de un pasado cercano, plasmado en esas páginas virtuales de la memoria, que a veces guardan lo que no deben guardar, y a veces hacen reencontrarnos con nosotros mismos. Se puede mirar atrás con nostalgia de saber que nada volverá a ser igual, porque al correr la vista se ven sombras sobre los cuadros que tapan los colores del presente. Pero, fíjese, no hay doble sentido en esas miradas, en los movimientos paralizados, en los gestos ni en las sonrisas.
Entonces se puede mirar atrás ahora cambiando el ángulo, y darse cuenta también de lo que se puede provocar a tanta gente al compenetrarnos juntos en la pasión de una melodía.
Volteo al presente y escucho… hay un silencio entremezclado, una disonancia casi imperceptible para el resto, el fading out de unos acordes que supieron tocarnos dentro.
El destilado final de esta poción entre dulce y amarga es la música que sale de nuestros poros sin mediar entre lo espiritual y lo corpóreo, como elixir milagroso que hace que aún estemos con vida.
El cielo se hará cargo de impartir ley, yo sólo sé que en mi sangre corre turbulentamente una energía que estalla en ondas al salir de mi boca, y hacia él van dirigidas, sabiendo que un ángel las espera incondicionalmente, y van también hacia todo aquel que presencie mi acto. En ello radica la magia de aquellos momentos, en provocar que varias pieles se ericen, las bocas enmudezcan y los oídos se abran. Y así pasa cuando lo que se muestra es lo que se es.

Feelin' it

jueves, 20 de septiembre de 2007

Bruja


Tengo (ya lo escribí) un sentido especial para captar las emociones ajenas. Me es inevitable, por eso trato de comprender cómo sienten los demás, pero me equivoco varias veces. Charlando como tantas veces con mi amiga del alma sobre ésto, me dice: “no supongas: no pienses qué es lo que está pensando el otro, no concluyas qué es lo que el de al lado puntualmente siente, no trates de adivinar qué va a decir, cómo va a reaccionar. Porque es sólo eso, una suposición, no es la realidad".
Tiene razón. Yo misma alguna vez escribí que las impresiones que llegan a uno, son de uno mismo, no del emisor. Quizás nuestra cabeza es como un enorme tubo de ensayo, y nuestro método para determinar la información que se le agrega no es perfecto, a veces no tiene suficiente sensibilidad, otras posee interferencias. Y al interpretar al otro en realidad estamos poniendo nuestras creencias en el otro. Inconscientemente, por querer ver dejamos de ver.
Mi mamá me enseñó tantas veces los “mensajes corporales” en las clases de lengua, pero siempre concluía lo mismo: todo depende de quien lo reciba y cómo lo descifre. Sí, a la hora de expresarse vale casi todo. El silencio también. Pero éste confunde, porque es un espacio donde ni con las manos se puede exteriorizar. Es esquivo, es ambiguo, es intolerable para alguien que espera, e inevitable para quien quiere guardarse.
Para dejar de suponernos sólo basta con que expresemos claramente lo que se tiene dentro, así no permitimos que la bola de cristal empañe las visiones, ni la nebulosa de las dudas se quede en nuestro pensamiento, ni prejuzgar repercusiones, ni desgastar las relaciones con los demás. Pero a veces, no todo lo que emitimos es para todo el mundo por igual, o nos gana la cobardía, el laissez-passer, la comodidad. Y es posible también, por qué no, que un silencio sea sólo un silencio...

domingo, 2 de septiembre de 2007

Amaneceres


Y es así. Simplemente una mañana me levanté distinta, como si el sol fuera a esclarecer todos mis pensamientos, como aquellas noches que soñaba con algún problema de matemáticas, lo resolvía de dormida y al despertar decía: ¡era eso!
Y así, siguieron días en que me sentía rara, en mi propio cuerpo, en mi rutina… empecé a caminar en cámara lenta para fijarme en las cosas encantadoras que me rodean… sonriendo disimuladamente después de tanto tiempo y con tantas ganas. Cuando uno descubre que aún hay hermosas sorpresas, que dos manos y un par de ojos pueden eliminar del alma tristezas de todas magnitudes, que la belleza existe, pura y explícita en ese sublime sentimiento, se renace.
A la vez sentirme así me da pavor… por parecer extraña en mi propio cuerpo. Queriendo que las flores que planté en mi balcón sean perennes y no las marchiten los climas extremos, que el domingo no se pase, que el dulce de leche nunca falte en el pote. Camino en cámara lenta, pero me arriesgo. No voy a callar más mis primeras impresiones, las respuestas inmediatas, que responden a mi intuición y no me fallan.
Y es así. Simplemente esa mañana me dio su mejor regalo.

jueves, 26 de julio de 2007

Ilusa!


Recordé otra época de mi vida en la que leer filosofía era una tarea cotidiana e insufriblemente ardua, cuando encontré en un armario la ideología alemana, de Karl Marx y Friedrich Engels. Para mí éste libro, todavía intacto a pesar de los años, encofra muchos significados en el plano de lo personal. Lo adquirí semanas antes de abandonar la carrera de R.R.I.I, dejándolo intacto, vírgen, como el ícono del olvido de una época oscura de mi vida. Enojada con el mundo, me dediqué a olvidar.
Pero no abandoné mi afán de pensadora, crítica de lo cotidiano. Lo que quería lograr era, en la medida de lo posible, tratar de abstraerme de cualquier influencia al escribir, sólo basarme en mis vivencias (sé que me contradigo al publicar la columna de aquí al lado, pero no voy a ser hipócrita, me gusta leer en verdad y no puedo evitar por completo esta maña). Y como estoy aburrida, comencé a leerlo... y oh sorpresa. Sin antes haberme metido en tales páginas, habiendo casi olvidado las obras de éstos escritores, reconocí escondida en un párrafo una idea mía, que pensaba única. Y oh, otra sorpresa, semanas después leyendo a Sábato en la robotización del hombre me pasó exactamente lo mismo.
Y aquí van mis preguntas: ¿será que está todo pensado? ¿Por qué ideas de hace 1 y ½ siglo atrás aparecen como si surgieran originalmente de nosotros? Es decir, ¿por qué los pensadores recaen siempre en las mismas discusiones? ¿Hay problemáticas a priori? ¿ O el mundo avanza tan cíclicamente como para que se repita todo?
No sé. Lo que sí me doy cuenta es que para filosofar sobre algunas cosas no se necesitan profundos conocimientos previos. Quizás sean necesarios para batallar en el mundo de las ideas, entre los pensadores “profesionales” de cada época, para defender la postura y no escribir lo ya escrito... aunque, por otro lado, hay tantas personas que escribieron, escriben y escribirán en el mundo que es imposible hacer un seguimiento, aunque sea una sinapsis, de cada libro, cada columna en los diarios, cada paper, ensayo, revista, página web o cualquier forma de transmisión de conjeturas como para ponerse a ser originales y no encontrarse con algún “pensamiento mellizo” por ahí.
Pero es interesante. Un axioma no es nada sin la filosofía que lo declara. Una frase no es bien interpretada sin su contexto. A lo que me refiero es que dos pensamientos pueden ser elementos de una mezcla azeotrópica (1); pueden ser de comportamientos diferentes que se unen sólo en algún punto, donde plantean algo semejante o simplemente usan palabras parecidas. Pero sólo eso. El antes y después de ese “encuentro” pueden ser tan lejanos, opuestos, o indiferentes, gracias a la genialidad propia del ligue de las palabras.
Por lo pronto, no me importa qué es lo que digan Engels y Marx, ni lo que plantea Sábato, ¡ésas ideas eran mías! Aunque a veces las coincidencias no son tan azarosas... y si digo, “es por algo”, me transporto al blog de Daydreamer (2) y se sigue la discusión eterna.

(1) Concepto químico, soluciones. Para más info. ir a Wikipedia.
(2) Amiga mía que escribe sobre cosas polémicas en ellacontraelmundo.blogspot.com

miércoles, 11 de julio de 2007

C'est moi II


El mediodía se pasa, la ciudad está tranquila como cualquier sábado. Estoy sola en mi depto, mi refugio. No poseo demasiadas cosas ni mucho espacio, pero tengo lo que necesito: una gran puerta balcón que da a la esquina, mis CD’s, un sofá grande y mullido, algo de comida, la guitarra, mi PC. Estudio lo que quiero, hago la música que me gusta. Pero aún tengo la sensación de que me falta algo, que no realizo muchas de las metas que me propongo -que no son para nada descabelladas- porque estoy petrificada… mi energía no rompe la barrera de activación.
En unos días volveré al pueblo, a la calma campestre, al seno de la familia. Tendré más cosas para disfrutar: internet, más espacio, el auto, silencio, muchos libros, TV por cable, la procesadora y una mini-pimer, ropa lavada y planchada. Seré consentida por mi madre y mi abuela, estaré rodeada de gente, de las mascotas... pero igualmente sintiéndome sola, comprobando que no pertenezco a sus vidas en gran parte.
El estado de transición de pasar de la adolescencia a la adultez se me hace largo, demasiado quizás. Sé que no soy la única al la que le pasa ésto de no sentirnse dueña de su propia vida, sino parte de una “sociedad bipartita”. Sí, sé que puedo hacer lo que quiero, pero siempre dando explicaciones. ¿Será porque económicamente estamos atados a nuestros padres? Tantas cosas haría si tuviera el dinero... ¿Seré independiente realmente cuando tenga mi trabajo? ¡Cómo saberlo! Es mi idea solamente. ¿Será porque me criaron para ser cómoda? Quizás, pero no sé si hay culpa en la crianza, ya que yo puedo ver ésta inacción y no hago demasiado para vencerla.
Siento esperar algo, esperar el “milagro”. Pero los milagros no existen solitos, uno debe buscarlos. El camino no se hace sólo con las huellas, debemos emparejarlo con una Champion * (diría mi hermano). Pasa que a veces faltan las fuerzas...
Si uno mismo, en un momento determinado, dejando de lado las trabas del tiempo y del espacio, puede ver lo que realmente quiere hacer de su vida, se siente pleno. Por otro lado, ocurre que hay frenos reales. Y pasa también que los deseos y las metas mutan con el correr de los años y uno se encuentra realizando sueños de la pubertad a los veintitantos. Y para algunos deseos el momento no llega y quedan pospuestos eternamente, o tímidamente asomándose en un hobbie o en expectativas para futuros hijos... sep.
Bueh, por lo menos sé que con sólo soñar no basta. Tengo que conseguirme una Champion.


* es una máquina que arregla los caminos de tierra en las zonas
rurales.

martes, 10 de julio de 2007

Premoniciones

Me pasa que a veces presiento lo que va a pasar. Desde hace unos años. En sueños, en sensaciones que ahogan el pecho, en llantos espontáneos inexplicables. Me ocurre eso con las personas que están muy cerca de mí, con las que tengo una conexión más allá de la distancia. A veces siento miedo de mí misma, y me odio por presagiar desgracias. No sé hasta qué punto me sirve.
Me pasa que puedo ver en los ojos de una persona la verdad de su alma, pero nunca puedo traducirla a palabras. Apenas la conozco, o si es para mí cotidiana, entreveo en sus pupilas risas, llantos, preocupaciones, tristezas o engaños. Puedo en unos segundos saber si somos compatibles o extrañas.
Me pasa que me afecta demasiado la crisis global. Mi estado de ánimo se adapta al clima, mi paz se frena en el devenir de las crueldades humanas. Conectada al mundo contra mi voluntad, confortablemente dormida por propia decisión.
Pasa que me siento Bruja de Portobello. No perteneciente a éste siglo ni a éste mundo. Incomprendida, despechada, aturdida. Pavorosamente sensible. Encapsulada en una armadura de resignación e indolencia que muchas veces se cae.
Será mi kli, será...

martes, 3 de julio de 2007

C'est moi I


Imagino mi cabeza recostada en un diván largo de terciopelo con un solo brazo, donde un ser sin rasgos me induce a un estado de hipnosis (luego de varios intentos fallidos). Estando en trance, aparecen algunos fotogramas de mi vida.
Sonrío. Con cinco añitos, cantando la Marsellesa con mi abuelo camino al campo. Con mi hermano tirando bolitas de barro a la pared. En mi “laboratorio” del patio de casa, investigando los aguijones de las avispas. Preguntándole a la catequista si no sabían de la teoría de Darwin para modificar el Génesis. Buceando a los 3,80 m en la pileta del club. Teniendo upa a mi hermanita por primera vez. Llorando porque no sabía por qué mi mamá lloraba cuando me vino. Los viajes. Los cumpleaños de 15. Feliz, inmensamente feliz, sola con mi imaginación o con mis amigos, rodeada de verde.
De repente todo es gris, vienen momentos de impotencia, pérdida de fe, llanto.
-¿Acaso ése fue mi quiebre?- me pregunté. Recuerdo cuando las Torres Gemelas cayeron un 11 de septiembre, revivo momentos de incertidumbre en el 2001; yo metida en un mundo que no comprendía. Fue como nacer otra vez, me sentía extraña, estúpida, engañada, ilusa. Y ahí fue cuando la mente se precipitó en la búsqueda de los porqués... ni yo sabía en qué me entrometía.
Tiemblo en total lobreguez. La muerte me roza de cerca, presenciándola, viéndola robarlo de mis brazos, convirtiéndolo en ángel. Volví a cambiar. Y llegaron más días límites, días de duelo, tomé conciencia de lo pasajero y lo permanente. El Amor... a cambio de curarme me empeoró. ¿Por qué algo tan bello lastima? Lo que más aprendí fue a decir adiós. Las fuerzas casi me vencen, siento querer aletargarme en espejismos para no recobrar lo que viví.Despierto. Mis manos se mueven, mi pecho resopla, y mis pies se escapan de las frazadas para dirigirse a la cocina. Mi café con leche habitual, me recuerda que aún estoy viva, para algo, por algo. A pesar de los pesares, las tormentas revueltas, el sinfín de preguntas... estoy ahora, consciente, el resto es pasado.

jueves, 21 de junio de 2007

Ahhh, l'amour (Partie I)


Voy a ver al enamoramiento como un desafío y a los enamorados, un tanto caprichosos. El ego que todo lo come, y a todo quiere poseer, se fija en lo que no se puede alcanzar... miramos a quienes no nos miran, buscamos a quienes no nos buscan, nos buscan quienes no miramos, y así el círculo de la insatisfacción se extiende. Luego que se acaba la caza, se termina la adrenalina, pregunto qué es lo que queda. El romance embelesa o cansa según el día. Se recuerdan los buenos momentos, como si del presente fueran los dueños, al rato se cruza una nueva ilusión y la anterior se apaga sin dejar muchas cenizas. Sin más fuerzas que las instantáneas, momentáneas, pero tan poderosas e influyentes. Idealizamos al amor... sólo la ilusión trae desilusión, y el repentino deseo de desvanecerse, desaparecer. Tan sólo somos pobres marionetas en el teatro de la seducción, idílicos y despechados, lujuriosos y anonadados, terribles polichinelas mezclas de urgencias y satisfacciones, que van enredando sus hilos a medida que aparecen en escena. ¿Seremos mucho para un tierno cordero, y poco para un sanguinario lobo azul? En la vida, no hay más que probar que todo es real, lo que imaginamos lo traemos a vivir con nosotros.
Y lo que podemos sentir hacia otros no es perfecto, porque nadie es perfecto, en todo sentimiento humano hay competencias entre la idea y la imagen. Acarreamos hacia los demás nuestras propias falencias, señalamos en los otros nuestros propios defectos, en palabras más elegantes, “proyectamos” (según la psicología). Ahora cambio mi perspectiva. Puede ser que un día nos damos cuenta de que el tiempo que parecía extenso se nos acaba, que la gran variedad en el buffet de las sensaciones no provoca otra cosa que querer repetir el mismo plato (canción de los Enanitos Verdes), y así el que tuvo en su vida la experiencia, se remonta a ése origen de paternidad reconocida, y si no se lo inventa; querer parecerse a un procreador en la familia de ésta sociedad, más idílica que concreta... y sí, llega, como pasa con los años. No sólo las nalgas se caen, sino también el asombro. Y nos sumimos en el mismo lugar, aletargados en nuestros deseos, buscando más rutinas que saltos esporádicos, ¿más realidad?
Aunque, amigos, sin intención de juzgar sobre lo que se debe o lo que no (y jamás escucharán de mi hablar con ésos términos) algunas personas no pasan por ciertas etapas y siguen siendo amantes empedernidos, porque como todo es distinto, nadie es igual... sino el "amor" también sería aburrido.




Aprendiendo


Todavía no sé quiénes somos. Aprendo idiomas, lenguajes, signos, símbolos, pero no logro descifrar el lenguaje universal que atañe a cada gran pensamiento de este mundo. Como diría el repugnante pero veraz personaje del Segundo Conde de Rochester en “El Libertino”: -¿Seremos actores en el teatro donde existe el tiempo? Tiempo para ponerse una ropa, tiempo para cambiar el escenario, tiempo para entrar o salir de escena, para reír o llorar-. ¿Decide alguien por nosotros si poner piedras en el camino o puentes sobre los abismos? Tendría que cuidar mi mente, para no perderme en este iluso mundo lleno de certezas que saben a dudas, lleno de alegrías precediendo tristezas, oliendo a jazmines y a podrido. Todo se puede. Y somos tan complicados como nuestros sistemas biológicos, llenos de reglas, de peligros de inestabilidad, de fragilidad. Todo sistema es quebrantable. Salir... me pregunto si algunos habrán salido, aquellos que llaman locos, a otros que llaman genios. Mis preguntas quizás nunca tengan respuestas pero por lo menos me las pregunto, me gusta más que sacarme diezes en las materias por responsabilidad y cumplimiento con el maestro, por complacer a los que me dicen qué tengo que estudiar y cómo.
Lo único que hago es absorber. Ingiero y luego escupo el pábulo del saber rumiado por mis propias ideas, en esto que llamo blog, pero en verdad funciona como una sucursal de mi inconciencia.

martes, 19 de junio de 2007

El inicio


Aquí estoy. Todavía sin saber bien qué hago. Y sé que ésta vez no escribo para mí, sino para los demás. Lo que uno aprende difícilmente se repite en el futuro, sólo sirve para que otras almas que pasen en un momento por similares vivencias tengan una referencia, para reflexionar.
Predecir el futuro... qué ciencia tan oculta posee nuestro instincto, de buscar las probables causas del acontecer a corto y mediano plazo, de rever las consecuencias que pueden o no cambiarnos el rumbo. Y sin bolas de cristales ni presagios divinos, sólo con las evidencias del hoy, el sentido común, y los sucesos del pasado. Lo más curioso es que casi siempre exageramos nuestros presagios: lo que puede ser bueno parece utópicamente maravilloso, lo que puede ser malo sería terriblemente catastrófico; pero por suerte al final las asperezas se liman y los brillos se atenúan... nada es tan extremista.
Me quedé pensando si por ésto no somos libres, por coartar el destino al analizar sus pasos, y modificar el rumbo natural de la vida. Al atar en conexiones el futuro y el pasado, nublamos las perspectivas y delimitamos dentro del círculo de lo conocido el rastro de nuestras huellas.
Que hoy no me pase, no quiero ver que lo que añoro se desvanezca, por buenas razones me quedo soñando con algún día dejar de dar tantas vueltas, para que lo que tenga que ocurrir, ocurra...