martes, 6 de noviembre de 2012

Hormonas


Será que te encuentro siempre así, cada mucho tanto. Será que somos ondas distantes en el espectro invisible del destino, que en un momento inoportuno cruzan sus vibraciones. Será que la piel resplandece en un brillo inconfundible, y ahí estás, por encontrarme cuando ya nos perdimos. En esas veces de miradas fulgurantes, no hay tiempo de espera para la mariposa, que en una noche debe dejar de posar para legar su impronta, y entre los pastos del verano arriesgarse a morir por amar…
Si el canje de todas mis penas valiese tan sólo media noche más de veredas y fuentes, aún sería negocio. Porque creo que en esos momentos revivo, y así es como me gusta verte venir, repentino; en los sentidos palpita el aroma de lo imprevisible, en los recuerdos y en cada objeto que toco un rastro de perfume loco.
Porque cada vez que te encuentro sé que me encuentro a mí misma. Que mi esencia no es cautelosa, que mi ciencia no es la espera, que soy fuego y me quema y necesito vivir. Vivir y sentir esos besos que de a ratos me golpean como mareas dulces de un vino torrontés, y  dejar a un lado a la abuela y su collar de perlas que reza a lo que no es.
Será que muchas y distintas pieles poseen ese brillo inconfundible, que a lo lejos las hace semejantes. Nos reconocemos cual almas que se tocaron en otras vidas, pero en ésta, sólo hay una luz de todas ellas que debe acompañarme. Sin remedio voy a seguir encontrándote, hasta que algún día alguno de tus alter-ego acepte abrir la puerta e invitarme a seguir.

viernes, 20 de julio de 2012

Mes amies particuliers


Los años nos vuelven ásperos, incrédulos, indolentes. El camino de la vida se estrecha y se vuelve pedregoso. Las cicatrices se suman mientras los sueños se van pinchando de a uno, y hay que preparar los pulmones para inflar nuevos. Pero los amigos, ésos que en épocas tiernas nos acompañaban en cada aventura y cada fiesta, ahora están al pie del cañón ayudando en cada batalla, como suavizante para ropa, como cicatricure. Mágicos borradores de pesadillas.
Amistad es la palabra abstracta más realista de todas. “Amistad” comprende a gente que viene y que va, pero que a la vez permanece, dentro de un conjunto invisible de personas que tocaron nuestra alma. Amistad es preocuparse por el otro, por elección. Un amigo es como un frasco de perfume… material duro de quebrarse, que atesora el bálsamo de cariño más volátil de todos.
Si alguien me pregunta cuáles son mis amigos, le respondería:
Halagáme públicamente por un logro, los que feliciten serán la mayoría.
Lastimáme, y los que vengan a mi defensa y a cuidarme serán los verdaderos.

Mis amigos son mis bosones de Higgs... sin ellos, mi mundo no sería posible.



domingo, 15 de julio de 2012

Ut nusquam homo currit

Vinimos a este mundo para encontrarnos, al encontrar a los demás. Llegamos desde lo desconocido y vamos hacia lo desconocido. La vida no tiene más propósito que el de vivir.

Parece que nos olvidamos de esto. Muy ocupado está el sistema en ponernos a comer lo que defecamos, en hacernos dormir sobre nuestro trabajo, en consumir lo que estuvimos gastando.
¿Dónde está la felicidad? El mundo humanizado, abarrotado de tecnologías descartables, de basureros químicos, de bibliotecas virtuales inconmensurables... se ha vuelto nuestro verdugo. El arado, nuestra hoz. Homo humini lupus est.

No sé por qué corremos tanto, si total el mundo es uno, y es redondo. Todo está servido en bandeja para que disfrutemos y admiremos. La humanidad ha llegado, en su constante escalada por superar a la naturaleza, a un punto en donde puede elegir detenerse, porque sus conocimientos son suficientes como para darse cuenta de que una vida más sencilla es mejor. Pero su creación, su divina marioneta, ha cortado los hilos y cobró vida propia.

Nada de lo que inventemos nos va a volver inmortales. Dentro de esta esfera azul las distintas formas de vida cambian también, para usarnos como nicho y alimento. Porque la vida, en sí, es generadora de otra vida. Incluso las formas perennes como la roca y el océano, pueden ser perecederos en la escala de los milenios.

Por eso, humanos, ¿hacia dónde corremos? ¿Qué conseguimos? ¿Alcanzamos a leer todos los libros de historia, las biografías de las enciclopedias, las instantáneas de las épocas...? ¿Cuánto dura un libro en un estante? ¿Aprendemos, alguna vez, de ellos?

La evolución del humano está en manos del humano. Si ser felices no es una meta sino parte del camino... vayamos felizmente hacia lo desconocido, conscientes de que pertenecemos a un todo.



domingo, 17 de junio de 2012

Le chef de la vie

Si tuviera que usar una parábola para describir a la vida sería: la vida es como una cocina. Grandes, pequeñas, iluminadas, sombrías, con aroma a frutas o a pollo hervido. Cada cual con más o menos condimentos, más o menos utensilios, unplugged o tecnológicas. Únicas.
Cómo llevas tu cocina, entonces es cómo llevas tu vida. Picante o sosa. Cada aroma y sabor, cada textura, de cada ingrediente que pasa por el paladar y las narices inundando el alma, definen tu carácter y tu autoconciencia. ¿Te ponés a imaginar qué combinación queda mejor, cómo perfeccionarlas, probás cosas nuevas? ¿O sólo te atrevés a seguir la receta que viene impresa en los envoltorios de comida prehecha? O... ¿nunca le dedicás tiempo a preparar lo que comés?
Si gustás de comer bien, gustás de preparar con amor tu manjar. La pasión es un ingrediente que nunca debe faltar. Un buen cocinero maneja su tabla y cuchillo con la habilidad de un pintor, pero además de poner colores a la composición, agrega sabores y olores, ¡qué paleta más compleja! Agridulce, crocante, especiado como jenjibre y canela, suavecito como crema de vainilla. Cada plato tiene su receta, dando imaginación a los sentidos, haciendo prueba y error de las cantidades, con paciencia y cariño, mucho cariño. Podemos seguirlas al pie de la letra cuando ya están resueltas, pero eso no significa un éxito seguro... las condiciones del medio, tus herramientas, tu materia prima, en algo siempre varían, y allí, a lo que hay que seguir es al instinto. Impregnarse de esos olores, conocer lo que cortás y picás, atender al crujir del fuego y al chispear de las cacerolas.
Una frase que repito siempre es: si sólo bastaran las recetas para hacer un gran plato, todos seríamos chefs renombrados... sin embargo, la sabiduría de la experiencia, de años de estar tomando ese cuchillo por el mango -y de vez en cuando, curar algún que otro dedo lastimado-... el tiempo en esa cocina, probando y probando, es lo que hace a un cocinero un maestro de su arte.

Como la vida.
¿Cómo la estás cocinando?


miércoles, 30 de mayo de 2012

Get Your Wings and Just Push Play


Por culpa tuya no puedo escuchar Crazy sin que me retrotraiga a noches con sol y tardes con penumbra. Si, yo se que fui la que puse esas canciones, quien sembró la música en el aire de mi living room, pero vos te quedaste escuchando, y me sacaste a bailar en un septiembre intenso…
Por culpa tuya no puedo tantas cosas. No puedo gritar. No puedo soñar. No puedo olvidar.
Esta vida es tan irreverente, nos desfila con sus incoherencias en una pasarela curvilínea sin final, como si ir desnudo a trabajar fuera la cosa más normal del mundo. Como si dos personas pudieran entenderse así. ¿Cómo no dudar? ¿Cómo no pensar y pensar una y mil veces qué hacen juntos, en una tarde de calor, dos seres cuyos destinos están más separados que Venus y Neptuno?
En una tarde, en una noche, una madrugada, una mañana… no hay horarios para el amor.
Y lo peor de todo es que estoy bien, estoy enfermizamente tranquila y feliz aceptando que nunca va a ser más que una tarde o una mañana o una noche o una madrugada.
Qué más da. Una y otra vez, sé que pensamos no atendernos, no llamar, no preguntar, dejar pasar, dejar… años clavados en el sillón de un living room. Después de años de una canción, y un perfume, y el sabor agridulce de la vida que te da y te quita.
You’re my sunshine.
Por culpa tuya, todas las culpas son mías. 

miércoles, 14 de marzo de 2012

La femme chat


Seducción y misterio. Apenas algunos maúllos, apenas, que no dicen más que mis miradas silenciosas y fijas. Quiero y rechazo, pido y desprecio, no estoy para ti cuando quieres... soy de seguir mis deseos. Mujer gato, mujer de la luna llena, tan libre y flexible como mis ideas. No intentes abordarme, menos dominarme, no entiendo otro juego más que aquél que me place.
Sigilosa y ronroneante, mimosa y complaciente, escondo en mis suaves manos garras afiladas cuando he de defenderme. No quiero impresionar, no quiero ser devota; de nadie soy, niño, más que de mi cuerpo y mis botas. A Bastet me debo, mi refugio es mi morada; puedo irme y volver cuantas veces me plazca. Impulsos repentinos, zarpazos certeros, todo lo que obtuve, es porque (curiosa) a ello me atrevo. Permanezco sola o te elijo si quiero; mi fiel compañía es como sol veraniego. Ardiente y paciente, de ingenua malicia, irresistible y caprichosa, de zigzagueantes cornisas. Mujer gato, dualidad de noche y día, sólo sigo mis pasos sin delante una guía. 

martes, 21 de febrero de 2012

CLICKChé

Ayer soñé algo muy bizarro, y lo cuento tal cual, a pesar de que no es muy original como entrada de un post pero me quedé perpleja de lo -aparentemente- largo y detallado del sueño.
 Divagué que el mundo caía otra vez en un período oscuro, como si se entreverara el medioevo, la segunda guerra mundial, la guerra fría, y los '70 latinoamericanos. Un cliché.
La luz era bastante débil, la tapaba espesas nubes y una garúa blanca. Sabía que nos estaban dejando sin voz ni voto, nos volvían superficiales y consumistas. Y no podíamos escribir ni en borradores de word pad nuestros pensamientos más sinceros, porque con la excusa de "te bajaste una película/libro/canción sin permiso del autor" podían infiltrarse en tu disco rígido y averiguarte hasta el día que menstruaste. Y si te agarraban... los juicios, como tantos en la vida real, en el sueño también eran injustos.
Afuera todo se veía sospechosamente tranquilo. Pululaban carteles de gente que comía hamburguesas felices, y compraba tecnologías cada vez más caras e importadas. Las propagandas de la tele mostraban al presidente de turno conferenciando sobre la importancia de sentirnos patria. Se desperdigaban rumores de guerras biológicas en África y Oriente, quizás algunas pruebas nucleares en el desierto de Atacama, pero nada importante, estaban lejos (y Chile... bueno, esos malos vecinos, qué poco importaba). Pero, por las dudas, no había que salir del país si amenazaba un brote de H5N6, o debía quedarse en casa con barbijos y en cuarentena si alguno se pescaba la "fiebre del cucero portugués". No importaba, en la tele resucitaban los programas al estilo "Aquellos años felices" para entretenerse, como postales de los '90 - post-convertibilidad, cuando comprábamos oro y viajábamos a Disney. Otra vez Carlín Calvo, Son de 10, y Ritmo de la Noche...
Adentro, yo y mi mente inquieta. No había lugar para nada más. Y venían el miedo y la paranoia a golpearnos la puerta. Intentando recordar lo poco que leí historia (y lo poco que recuerdo de ella, cosas tan básicas: Ana Frank, la Noche de los Lápices, El nombre de la Rosa); rogando que no mutilaran la construcción de ésta, la mía. Mi mente, intentando sostener el silencio, manejando un código de correspondencia entre gente de confianza; sabiendo que mi memoria nunca iba a ser mejor que los 4 GB del pen drive escondido bajo un azulejo del baño. No guardaba fotos allí, obviamente; las fotos estaban para poner en la red social y aparentar ser normal. Algunas redes las tuve que dar de baja, sus políticas de privacidad no eran muy "privadas" que digamos. No, no, allí tenía todo tipo de escritos; mis pensamientos más radicales. "Los gobiernos que reprimen a la revolución del saber, son como enfermos que quieren curar su tos ahorcándose a sí mismos".
Ahora nos decían "los piratas virtuales" (original mi narrativa onírica ¿no?). Atentábamos contra la propiedad intelectual, el copyright y blablabla... cuando en realidad, lo que escribíamos o pensábamos era muy nuestro. Como pasó antaño, el target era intelectuales o universitarios de poco sueldo, y con ganas de encontrar una forma de convivir en el mundo sin terminar de asfixiarlo, aspirando a materializar la utopía del conocimiento universal, gratuito y objetivo.
Procuraban callarnos, pero ya habíamos comprendido la historia. Ya sabíamos que los hombres mueren, pero la humanidad persiste aún bajo los yugos del despotismo. Que era sólo cuestión de jugar apropiadamente a las escondidas, y aguardar, una década o dos, o tres... y quizás nuestros nietos lograrían ganar esta batalla invisible de la re-evolución humana... si no era demasiado tarde. Les contábamos a los pequeños en un "había una vez", acerca de un período en el que podíamos expresar todo lo que pensábamos, compartir libremente las opiniones, el arte visual y la música. Se podía, se podía no estar de acuerdo con un sistema que se transmutó en un trasto disfuncional.
 La historia estaba tan desparramada, por tantos lugares... que era imposible frenarla. Miraba el sol... era absurdo taparlo con la punta de un arma.

Y me desperté. -¡Era un sueño!- respiré aliviada.
Era... ¿era?