viernes, 26 de junio de 2009

Le Bel et la Bête I


Ah la vida y sus locuras. Por ahí te da un dulce, y luego como una vieja maliciosa te lo arrebata. O le propone al artista la musa más hermosa para retratarla en un cuadro, y luego lo enfrenta en competencia con una obra inmejorable, dejando el suyo como una piltrafa. Es así, la turra está llena de secretos y de revelaciones, de abrazos de oso y de cachetadas torpes. A veces se trata de dos, otras de uno. Uno y sus limitaciones, uno y sus deseos, pero ¿qué hace una escritora desprolija deseando a un Adonis? No sé si reírme… qué desgraciado, el destino me deja en la puerta semejante caramelo… es el colmo del diabético… Pero ya sé, cuántas veces la vida te deja plantada en la esquina y el colectivo nunca pasa. No es nada personal, es algo consecuente. Qué feo es el gusto de la resignación, guacala, no, ¡¡no quiero tragarla!! Igual, otra cosa que tiene la vida son asimetrías y extrañezas, por ahí, quién te dice…Ya dejo de sorprenderme cuando veo fuegos artificiales…