domingo, 14 de diciembre de 2008

Aunque no te guste...


Me tuviste, de alguna extraña manera, pendiente. Y sé que te tuve; ah, si, ojos de agua pícaros, me diste esa mirada que marcó la siesta. Allá en la distancia, igual, el sentimiento parecía no tener delimitaciones. Estoy segura que alguna vez te lo imaginaste... imposible, sí, realmente, de pájaros locos. Me hiciste creer, me hiciste vibrar, hasta alguna lágrima que otra se desvió por la mejilla. Pero últimamente me tuviste, de una extraña manera, presa. Tan cautiva de tus atenciones que casi no era yo, tan frustrada con la ausencia que hasta te aparecías en mis sueños. Un día te olvidaba y ese mismo día estabas para impedírmelo, como un sujeto tácito. Presente en el aire y dejando heridas, con el trato mismo de un republicano a su querida y morena cocinera; quizás la quería, pero... simplemente no podía, no debía.
Las palabras nunca olvido, no, mi chiquillo que siempre quiere jugar, y que con su juego se quema. Esta Penélope se dió cuenta que los tejidos no eran lo suyo y soltó las agujas, la Farolera no tropezará más. De nada me sirve que estés en el aire y que me obligues a jugar cuando no quiero; ah, si, habré crecido, sabés... el amor no es un juego. Y como me dijo una amiga, tiene mil formas. ¿Quién dice que no se puede? Aprendí a querer igual a tus dos espejos, a dos aguas, a doscientos quilómetros de mi cama. Sin esperar nada, nunca me engañé. Siempre supe qué quería, lo que más me gustaba de vos era lo que más temía, esa parte animal que de a ratos salía, me mordisqueaba un poco, me escondía. Será que simplemente tuve algo así como un síndrome de Estocolmo, mi secuestrador virtual... extraño tus arrebatos de ganas y las cosas que me solías decir. Ah, si, es verdad, me siento tan triste... Tenías razón sobre mi carita, te miraba indirectamente a vos. Soy mala actriz, no?
Sé que no te gusta leer, ni siquiera sobre las cosas que más te gustan hacer. Pero... ¿algún día leerás esto, pajarito? Quizás estés volando a otra flor... ya no importa, fue un lindo cuento... colorín, colorado...

lunes, 10 de noviembre de 2008

Baiser


No quiero contar una historia, sino un sentimiento; no importa con quién sea, sino ése momento, que sacude imprevisible los tendones adormecidos y te deja, sencillamente, contento.

Las luces, la música, un trago, el baile. Quizás sea el escenario tridimensional el que predispone a un encuentro. Qué va, es una mirada, tan sólo cuatro ojos que se cruzan y la velocidad del mundo frena. Dejan a su paso un camino en llamas, como cordeles que tiran uno hacia otro, oliendo el perfume certero. Y te pasa sin siquiera conoceros.
Seduciendo el deseo, bailando al cortejo, entrando al trance de un mundo paralelo. A pesar de las camisas se sienten arder los pechos, y toc tocs de sangre fluída hacen que se te salga una sonrisa al vuelo. Y es eso, tan sólo eso. Luego dos bocas son una, y la humedad es como un premio... ahora un poco más cercanos, de oriente a occidente, corren caballos furiosos por las piernas y los dedos. Tan sólo eso. Pero qué cosa más sublime, despertar luego de un ensueño. Y el abrazo se vuelve pleno, con tres caricias apenas rozando el cuello, aferrándose a espaldas y caderas, jadeos. Es la seda más exótica la piel de un amante experto, el elixir de la vida se resume en un beso. Un exquisito, suave y lento beso. Tan sólo eso, tan sólo eso.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Shhhh

Pudiera a veces olvidar, quedarme en silencio... pudiera, si no, escribir en prosas llenas de metáforas y paralelismos, esos que usamos cuando los que inventamos cuentos de una frase por línea queremos desnudar un sentimiento con una gasa por encima. Para no dar al aire la historia más bizarra. Pero no, ahí me clavé, con mi nombre completo y mis metas no alcanzadas, las faltas, las distancias... cuán torpe puedo ser a veces cuando escribo con el alma.
Mis palabras.. a mí no me hacen falta, lo que me hace falta es dárselas a quien no me animo a darlas, y quitarme el miedo a que sean rechazadas (en el fondo sé que seguramente vayan a perderse en la nada, pero soy tan porfiada).
Lo que me hace falta son más que palabras, son gestos, manos, voces, quejas en voz alta, cosas del mundo humano. El mundo de las palabras cansa y engaña, y mis años me dicen que de algo es que caen las lágrimas.

lunes, 13 de octubre de 2008

Aire líquido

A veces las cosas se desvanecen... así, como una voluta de humo en la atmósfera. Se esfuman dejando en su lugar el agujero negro de las puertas abiertas, y por el camino, collares de margaritas a medio desflorar. Una despedida sin sonidos, una reverencia sin ademanes, lágrimas cuajándose dentro sin poder escapar.
¡Las veces que nos despechamos contra la almohada cuando no hay manera de decir adiós! Qué cursis y qué orgullosas, las mariposas que por creerse dignas del Sol se marchitan bajo sus mismos rayos...
Nunca se sabe qué pasará.

sábado, 4 de octubre de 2008

Cosmopolitan

Ojalá las teclas que pulso sean de una MacBook, y escribiera para el New York Times en vez de éste blog de poco alcance. Me gustaría tanto vivir en esa ciudad, aunque sea unos años...
Ésta "Ciudad del Humo" más que cosmopolita es una versión barata de la Cosmopolitan, llena de comentarios insustanciales. Pudiera tener un par de Manolo Blahnik para clavarle el taco al pie del machismo, e irme a caminar por el Central Park tomada de la mano de la sinceridad...
Pretendo encontrar un Mr. Big, que me convide una tentación de chocolate después de una mesa servida a la luz de las velas, que se quede a mi lado incluso después de que el día se cuele por las rendijas de la ventana. Quisiera poder mirar a los ojos y saber que me miran, disfrutar del silencio, las pupilas acariciando el alma, tan sedienta de paz. Sin Tinellis en la tele, ahí, en un penthouse sin más techo que el cielo que nos embebe, sonreír, sonreír como nunca...

Me voy a soñar un rato....

martes, 23 de septiembre de 2008

Au rêvoir

Me fui. Lo siento. Acá no hay acordes, pero no hay espinas. Y soy feliz, no como querría serlo, pero como mejor puedo. Otra vez, la furia no es sino un rebenque para pegar en todos lados, sin diana, sin puntos. No me importa lo invertido, no me importa dejar pendiente una canción sin melodía. Me fui. No me busquen.

Me fui. Lo siento, a vos también. No soy para vos, allá en la distancia, más que un reflejo distorsionado. Por eso también me voy, dejo tras de mí la caricatura de labios rojos y lunar indiscreto para que te rías de mí, para reírme de mí. Patinaste fuera de mi credo.

Me fui. No está más el fondo de mi jardín esperando aquel Eneas. Juego a vestirme de lunas y cantarle todavía... a quien quiera verme como soy, a quien pueda ver escondida la puerta y dejarla abierta. Al que pueda sentir cómo siento cuando quiero.

Me fui porque soy así, porque cambio de caminos y nunca pero nunca me verán volver por ellos.

sábado, 20 de septiembre de 2008

Ay, no!

Si hay algo que temo en este mundo es convertirme en aburrida. Desayunar todos los días lo mismo, llevar mi pelo de la misma manera (así, con raya al costado derecho y sin peinar), hablar de tiempos pasados en tiempo pasado y someterme a la misma risita para celebrar una anécdota. Hacer las mismas poses en la cama, cantar la misma canción melancólica, volverme repetitiva en mis ideas a escribir. Pasar a ser predecible, disociar toda espontaneidad, perder el misterio, camuflarme con la pared. Convertirme en el protocolo de mis experimentos: reglada, metódica, obtusa; y así dejar de sorprenderme, dejar de sentir mariposas en la panza, de querer bailar la danza del azar cada mañana. Como si no hubiese más sabores de helado que inventar, como si la estabilidad significara rutina, y la felicidad satisfacer las necesidades básicas y los dictados sociales.
Y sin embargo a veces lo hago... Es fácil caer preso en la comodidad de los límites conocidos, o veces aletargar la curiosidad para no ceder impulsividades, sólo “descatalizar” las etapas. Pero eso de volverme aburrida me aterra. Porque no es cuestión de que no haya más que explorar, es porque faltan las ganas de hacer cosas nuevas. Y uno se vuelve viejo de golpe, se frenan los sueños, que no por chicos son insignificantes (vale tanto querer irse de viaje como tener una planta nueva, vale hacerse un piercing como cortarse el rulo de atrás), vamos llegando al viernes y nuestro mayor deseo es dormir... ay no! Que no me pase!

lunes, 21 de julio de 2008

La mente parte I


Hay una angustia dentro mío (o varias, no lo sé). Quizás me haya cansado de comer milanesas de soja con tomates perita, y por eso le puse mariposas de glitter a la lámpara del comedor. O tal vez es la vida que cada día me muestra alguna nueva excepción a la regla, y lo hace, indefectiblemente, con métodos descorteses. Así descubrí la ironía de las caricias que parecen de amor, pero son de nostalgia, o de conversaciones superficiales –e impúdicas- que en realidad esconden cariño y aprecio. Tal vez es porque me di cuenta de que las personas ven quiénes somos en el fondo, por más que nos revistamos con máscaras y estemos desentendidos con la imagen que exteriorizamos, o pensamos que lo hacemos…( me sentí estúpida por no saberlo).
Esta angustia me pone un “stop” y un “go ahead” a la vez, en distintas direcciones. Discierne los falsos conceptos de los verdaderos sentimientos, la distancia terrena de la emocional, y la realidad fantasiosa de la fantasía realista. Una vez más las emociones me dicen que lo más auténtico que tenemos es lo que sentimos. Será que estoy creciendo… o me estoy poniendo vieja, que no es lo mismo, pero es parecido.

viernes, 11 de julio de 2008

Manifestaciones


Escucho. Escucho y no quiero creer lo que escucho. Pero sabía que algo así debía pasar después de tantos meses. Escucho a la gente de mi pueblo, a mi propia familia. Escucho a la gente de la ciudad. A un biólogo contra Monsanto, a un funcionario de transportes a favor del tren bala, a un ciudadano re caliente que está cansado de que le roben, al comerciante de la cuadra que compra mercadería a precios que fluctúan como subibajas. Escucho a las cuatro entidades. Escucho a la presidenta y el ex (¿actual?) presidente y su séquito. Todos hablan en un canon infernal, todos ponen su pedazo de leña al fuego, mientras Argentina arde.
Arde no sólo por la soja que salvó la economía de un país y que a la vez la hunde. Arde no sólo por las retenciones tan nombradas y las promesas de retribuciones... ¿¿al estilo Tahuatinsuyo?? Arde no sólo porque se derrama leche cual sangre blanca. Arde el INDEC, arde la credibilidad, arden los especuladores, arde la intolerancia, arde la inseguridad. Arde la disfrazada democracia.
Porque el reclamo del campo (que no se queda sólo en granos de exportación) se convirtió en el perchero de otras inconformidades, que se van colgando mientras toca a los diferentes sectores y estratos sociales; y los que están contra cualquiera de estos reclamos salta a contraatacar. Reina la confusión, los juegos políticos (rudos), los oportunistas, los tergiversadores de discursos y los voceros fidedignos de respuestas necias. Porque sí, me da lástima vivir en un país donde el Congreso es un teatro de marionetas y los Monarcas salen a los balcones del Versalles argentino para pedirnos que nos arrodillemos ante ellos y sus millones en Suiza, mientras podemos estar de otra manera.

Y luego se meten las iglesias, saltan algunos políticos resucitados, la bronca de las papeleras irresuelta, los dirigentes mafiosos y ex criminales que sacan a la gente de sus propias plazas. Alguien dijo: “los políticos no discuten quién tiene la razón. Discuten sobre quiénes tienen más poder.” Y así lo demostraban, llevando y trayendo colectivos, mientras por otro lado masas de gente espontáneamente se unían en las calles y los monumentos.

Todos hablan y dan discursos magnánimos. Pero nadie se sienta a hablar.

Particularmente, sé que los chacareros no se mueren de hambre, no les falta el trabajo, no tienen el presente ennegrecido. Pero también sé que esta dirigencia no hace nada para aquellos que se mueren de hambre, que les falta el trabajo, que tienen el presente y el futuro oscurecidos. Y no me creo el cuento “te quito pero te devuelvo”, cuando las mentiras están a la vista (¿dónde están las retribuciones al trigo?). Hace 5 años que pudieron hacer esto, pero es más cómodo seguir robando. Pero el campo ya no es sólo negocio de los “chacareros”... y si no pregunten quién hoy en día compra campo, quién permite a los pools talar los montes, quién se está quedando con la patagonia y los bañados correntinos. La mayoría ni siquiera tiene DNI, sino pasaporte.

Las palabras de mi mamá, entre todas estas voces que hablan y cantan sus verdades, son las que prefiero sostener: “La presidenta salió a pedir perdón por los desaparecidos, por las muertes, por los crímenes de lesa humanidad, de un período dictatorial ya histórico. Pero por qué no hace algo ahora, por qué no actúa con temple e inteligencia, para evitar que luego otro futuro presidente tenga que salir a pedir perdón por graves errores que se puedan cometer durante su mandato”.

Yo estoy con Argentina, y con la democracia efectiva.

sábado, 17 de mayo de 2008

Ahhh, l'amour (Partie II)


Iba a escribir algo criticando las actitudes tanto de hombres y mujeres en cuestiones del amor, iba a desacreditar formas de vida y de respuesta frente a las situaciones embarazosas. Pero me di cuenta que eso era pura bronca y sería desperdiciar un espacio de mi blog en algo que bien podría expresarlo en una linda puteada al aire, un berrinche y un llanto final. Y así lo hice.
Me molesta, si, de los hombres, los prejuicios, su visión paralelográmica de las relaciones íntimas, lo poco cuidadosos y crueles que pueden ser, etc., etc. Pero a la vez esos defectos también los tenemos nosotras, las que nos creemos dueñas de la razón y nos encanta buscar problemas en vez de evitarlos. Mi poca experiencia en este mundo casi inentendible de la seducción y el deseo, me dice que en el fondo hombres y mujeres somos iguales. Simplemente hay momentos, sea del viernes a la noche, sea de la semana, el semestre, o de la vida, que queremos diferentes cosas. (Esto obviamente no refuta la existencia de gente desequilibrada mentalmente o psiquiátrica).
Cuando salimos con varias personas a la vez, cuando jugamos a ser novios/as, cuando después de hacernos desear decimos “no era para ponerse en serio”, o cualquier acción histérico-lúdica hacia otros, sólo damos a conocer una mísera parte nuestra que denota cierta inseguridad. Pero a veces nos gusta ese juego, nos encanta estar atrás del chico/a difícil, no le damos pelota a la buena mina o al buen tipo porque no sé, tenía un lunar feo en la mejilla, y entonces ¡qué voy a criticar! Somos humanos y por ende errantes y ciclotímicos a veces, otras centrados y directos. Eso sí, estaría bueno que la idea no sea sólo divertirse superficialmente, sino también abrirse y ver lo que uno encuentra (incluso si estuvieron ebrios). Siento que nada sirve pasarse por cuerpos y no por almas, sentís un vacío inexplicable, una necesidad de abrazo, una palabra cálida. Vamos, quien no admita esto, está mintiendo. Todos necesitamos amar, y es sano y respetuoso dejar de jugar cuando hay sentimiento de por medio. Y no hay que dar tantas vueltas, hay que jugarse enteros, a darnos la cabeza contra la pared si es necesario, pero no debemos dejar pasar el turno, porque en estos tiempos las segundas oportunidades escasean y hay que averiguar de alguna manera si se nos da. Es como dejar al lado de la cucha del perro el billete de la quiniela recién comprado. Pero hace falta ser un poco experimentado y open-minded para poder al fin abrirnos y ser auténticos. Ahí es cuando el encuentro se facilita, sin rencores por un rebote, sin aflicciones por una llamada inexistente, sin tener que dar una falsa impresión de uno para provocar reacciones en el otro. Si das lo mejor de vos, algún día tendrás una recompensa...

El tiempo I


Exacto y mezquino, el tiempo siempre guarda algo para mí. En la esquina de los sueños, cambiando dudas viejas por dudas nuevas, estaba mi figura mirando hacia arriba como esperando un milagro. Pero sólo cayó la lluvia, que en ese momento -y extrañamente- no me provocaba ningún sentimiento en especial. Sólo me fui caminando y expuesta, entre el silencio y el murmullo de las chispas de agua, hacia mi casa.
El tiempo generalmente hace que el panorama se extienda, siempre y cuando la atención sea suficiente. Muchas veces me da por llorar, e inexplicablemente después de eso ya no siento nada. Otras veces me da por reír...
Pero el mejor menester del tiempo es hacer olvidar, de algunas pasiones y otros infortunios, de los nombres y fechas... a veces hasta de mí misma.
Así me redescubro, trocando dudas, esquivando prejuicios, dancing in the rain por éste simple y a la vez complejo mundo.

sábado, 8 de marzo de 2008

La la la



A veces me pasa que cuando escucho una canción me es inevitable cantarla. Aunque sea en voz baja, sólo un pedacito. Cuando voy escuchando música con el celular mientras camino por la calle, debe ser muy gracioso mirarme porque me salen hasta caras de circunstancia, haciendo redobles o riffs en el aire. Tampoco puedo eludir ese meneo que se apodera de mi cuerpo al escuchar una samba, reggaeton o un poco de axé; mis caderas se escapan de control al vibrar los tambores... bailo por la calle, en las colectividades, en los festivales de danza, en cualquier lado. Si ya sé, debo parecer loca. Descubrí que en realidad lo que no puedo evitar es expresar libremente aquello que en verdad me gusta, que es parte de mi esencia. Me siento libre, no me importa que me estén mirando, en mi opinión no es hacer el ridículo cuando uno se apasiona. Y es más, veo que la gente suelta una sonrisa cuando me miran pavonearme alegremente, tarareando melodías, es un efecto contagioso. Mostrándome tal cual, así es como me siento bien. Y así debe ser todo el mundo con lo que más quiere y más le gusta. Sin importar que haya aguafiestas que lancen miradas “correctivas”, sin hacer caso a los que puedan decir “comportáte” o a los que pretenden silenciarte; quien frena estas inofensivas manifestaciones (aunque sea en su pensamiento) tiene el alma mufada. Ya lo dice una linda frase: baila como si nadie te estaría mirando, ama cada nueva vez como si nunca te habrían herido.

jueves, 28 de febrero de 2008

Por las noches sin dormir

El insomnio se apodera de mí esta noche. Qué mal para mis sueños que hoy no cobran vida, mal para mis oídos que no se hunden en la almohada a escuchar los mensajes de mi inconsciente. Pocas veces me pasa esto.
El calor es tan agobiante que ni la oscuridad de mi cuarto lo aplaca. Saboreo algo improvisado con lo que encuentro en la heladera frente a la PC y miro el wallpaper. Un gran corazón alado, que me recuerda a un libro de mi infancia, cuarteado, con efecto vitreaux de un lienzo cereza. Quebrado, con insinuación de vulnerabilidad cristalina, poco translúcido, más bien contundente. Hecho de pedazos de rojo carmesí suturados por una línea negra.
Algo habrá pasado ahí adentro que no me deja dormir. Empiezo la rutina y me alejo de este verano inusual de doble viaje y despedida, de mar y montaña, de dulzura y temor. Algunas cosas son buenas mientras duran, otras no. Mucho tiene que ver un final con un comienzo. Bostezo y sigo matando el tiempo que le quito a mis sueños, llegará un punto de cuenta regresiva. Este corazón, que saca sus alas y se declara viajero, me deja con sabor amargo (sin querer mirar por el balcón).
No, no es por un sol que se escondió hace tiempo. Es una estrella que se prendió una noche de noviembre y se alimentó del calor. Pero está tan lejana y perdida entre otras que sin querer la confundo. A veces no nos damos cuenta que soñamos despiertos, que somos felices, hasta que no lo tenemos. Pero bueno, por lo menos aprendí que a veces se puede perder y ganar al mismo tiempo.

domingo, 20 de enero de 2008

Viajar, aceptar, cambiar


Aprendí del Norte a callarme y admirar el silencio, a hablar con los ojos y asentir con una sonrisa. Mientras los colectivos recorrían caminos de ripio sin señalizar, otras realidades corrían detrás de la ventanilla: vidas de la puna, de maíz, quinoa, cabras, papas y adobe cocido. Ellos no necesitaban nada más. Los días transcurrían ceremoniosamente desde el domingo de misa hasta el sábado de fiesta, la siesta ininterrumpida, la noche que terminaba tempranamente. La música de instrumentos ancestrales de caña y tiento sacaban, de los sonidos del viento entre las piedras y los arbustos, odas a la imponente naturaleza. Me dispuse a convivir con todo ello, dejando los ruidos de la ciudad kilómetros atrás, junto al smog y la humedad. Y aprendí a aceptar que ellos eran felices así, que varias comodidades de la vida “moderna” no significaban demasiado entre los cerros quebrados, había otras prioridades. Entonces me vi a mí misma sobreviviendo sin algunas cosas que yo creía indispensables, persiguiendo caminos cuesta arriba, cargando el peso de mi sedentarismo, curtiendo al sol mi piel y mi carácter. Los visitantes compartíamos bajo un mismo techo variadas formas de vida e idiomas, desde trotamundos aventureros hasta hippies artesanos, todos bailando la danza de la diversidad entre esos altiplanos mágicos. Lástima que las cosas están cambiando mucho y la pureza del silencio de algunos pueblos se está contaminando con aires de turismo “merchandisinguero”. Así regresé, con esos paisajes tatuados en la retina, odiando a la tele, sintiéndome aturdida… y a la vez agradecida por reencontrarme con mi baño y mi cama, el llano de las calles y las comidas de mi abuela. Pero con ganas despiertas de conocer más el mundo…
Partir loin et découvrir quel air l’humanité respire… comment nous contemporains vivent sous d’autres lumières… voyager…

miércoles, 2 de enero de 2008

Libellule


Una libélula tornasolada me confiesa lo que se traía en manos el viento, al posarse sobre el agua de la pileta del patio. La noche fresca, de estrellas como puntadas de plata en un vestido negro, me parece el campo eterno donde descansan las almas de aquellos que nos miran parpadeantes. Y respiro contemplándolas, buff, resoplando las narices como una potra que acaba de correr sobre la tierra seca y se frena a descansar.
-En el cielo se trazan los destinos- me susurraba el bicho alado en un último ahogo sobre el remanso. Pero yo, que sólo sé de campos repletos de cardos y ortigas, de pastos puntiagudos y barro negro, miro los pies empolvados y me río.
Ay libélula, mucho sabrás del viento y los remolinos, pero nada sabes de trampas tan tentadoras como un refrescante oasis de agua. El arroyo dulce te espera, prometiendo saciarte, deslizando glorias; pero a la primera bocanada te pesan las patas y te hundes… al principio es complaciente y húmedo, luego cínico.
-Pero el cielo todo lo sabe, y nada lo cuenta- me porfiaba.
¿Y entonces de qué me sirve mirarlo, ahí, como esferas de strass adornando un botón marfil sobre el manto azabache? Si no tiene nada para mí más que sus misterios, más que las caras de los que nos miran telescópicamente. Mejor dejáme resoplar en el pasto rociado de gotas a la medianoche, o mañana permíteme hundirme en el silencio del agua calma mientras mi piel se curte y mis rizos se desarman.
-La cuestión es creer, y aceptar lo que se produce en el aire- intentaba consolarme. Por aire vivo y por aire muero, al aire suelto mis coplas, mis movimientos de manos, y dejo secar mi cuerpo de falsa sirena. Pero el aire nada tiene que ver con los sucesos. Mira mis pies empolvados, acabo de correr un largo trecho, y no por nada llego al estanque exhausta. Y tú buscando lo mismo que yo, una gota de frescura después de sufrir un sol despiadado, te hundes en sus mojadas promesas y estás por decir adiós.
-Algún día entenderás… algún día querrás…¡glup! – sus pobres aleteos no alcanzaron a arrancarla de la tensión de la superficie y quedó ahí, inmóvil.
Me levanto, con el ritmo recuperado, y prosigo el camino. -Hay frases que suenan bonito, pero sólo son eso- repito, dejando atrás el espejo de agua para irme a dormir.