El calor es tan agobiante que ni la oscuridad de mi cuarto lo aplaca. Saboreo algo improvisado con lo que encuentro en la heladera frente a la PC y miro el wallpaper. Un gran corazón alado, que me recuerda a un libro de mi infancia, cuarteado, con efecto vitreaux de un lienzo cereza. Quebrado, con insinuación de vulnerabilidad cristalina, poco translúcido, más bien contundente. Hecho de pedazos de rojo carmesí suturados por una línea negra.
Algo habrá pasado ahí adentro que no me deja dormir. Empiezo la rutina y me alejo de este verano inusual de doble viaje y despedida, de mar y montaña, de dulzura y temor. Algunas cosas son buenas mientras duran, otras no. Mucho tiene que ver un final con un comienzo. Bostezo y sigo matando el tiempo que le quito a mis sueños, llegará un punto de cuenta regresiva. Este corazón, que saca sus alas y se declara viajero, me deja con sabor amargo (sin querer mirar por el balcón).
No, no es por un sol que se escondió hace tiempo. Es una estrella que se prendió una noche de noviembre y se alimentó del calor. Pero está tan lejana y perdida entre otras que sin querer la confundo. A veces no nos damos cuenta que soñamos despiertos, que somos felices, hasta que no lo tenemos. Pero bueno, por lo menos aprendí que a veces se puede perder y ganar al mismo tiempo.
Algo habrá pasado ahí adentro que no me deja dormir. Empiezo la rutina y me alejo de este verano inusual de doble viaje y despedida, de mar y montaña, de dulzura y temor. Algunas cosas son buenas mientras duran, otras no. Mucho tiene que ver un final con un comienzo. Bostezo y sigo matando el tiempo que le quito a mis sueños, llegará un punto de cuenta regresiva. Este corazón, que saca sus alas y se declara viajero, me deja con sabor amargo (sin querer mirar por el balcón).
No, no es por un sol que se escondió hace tiempo. Es una estrella que se prendió una noche de noviembre y se alimentó del calor. Pero está tan lejana y perdida entre otras que sin querer la confundo. A veces no nos damos cuenta que soñamos despiertos, que somos felices, hasta que no lo tenemos. Pero bueno, por lo menos aprendí que a veces se puede perder y ganar al mismo tiempo.
3 comentarios:
Jaja. Un diario íntimo para que lo lean todos. Creo que los blogs nos están volviendo idiotas.
jajaja cada cual escribe lo que se le da la gana... entoces vos fuiste idiota al leer mi blog si no me equivoco... Igualmente gracias por comentar, por lo menos confirmo en que provoco algún sentimiento en los lectores y no mera indiferencia.. que es lo que mata.
Saludos
esperemos que nuestro amigo El Desvelo siga apoderandose de sus horas nocturnas asi nos continua deleitando con textos como estes.. saludos y no lo dude provoca
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