sábado, 22 de octubre de 2011

Ciencias

Paciencia, la ciencia de la paz. Necesaria para alcanzar logros a largo plazo, aguantando cada obstáculo, para esperar a que lleguen los momentos oportunos... Pero un esperar con sentido de esperanza, no de quietud e indolencia, no el esperar en los bancos del andén mientras se teje la bufanda del destino.
Urgencia... la ciencia que urge, la necesidad de lo inmediato, la saciedad del deseo visceral e instintivo. Urgir... pero sin rugir, sin ser del todo animal, sólo saber aprovechar ese sentido de la supervivencia que la evolución por algo dejó en nuestros rasgos.
A lo largo de la vida, la paciencia es fundamental para hilar las tramas del destino y descubrir los significados ocultos de lo inmediato. Nos da la sabiduría de saber disfrutar de las grandes recompensas que son hijas de grandes sueños, tras arduos trabajos o inversiones de años enteros. Pero en cada descanso del camino, el impulso yace como caramelos entre comidas, pequeñas motivaciones, como relojes que alertan sobre el paso del tiempo y la finitud de la vida.
Sin paciencia somos entes errantes, aprendices eternos, torpes marionetas de nuestros impulsos. Pero sin urgencias, somos armaduras caminantes con los sentidos disminuidos, sin abolladuras pero sin caricias, que se pierden - por seguir en su rumbo prescrito- de sacarle jugo a la naranja de la vida.

sábado, 8 de octubre de 2011

C'est moi IV

Y así es cómo dejé el silencio ambiguo de lado. Siguiendo mis principios, en contra de la corriente, como siempre. ¡Qué digo, que acá estoy! El dolor no es una fantasía. El dolor nos recuerda que la vida no es eterna. Hay que tener coraje para abrir aún más una herida y limpiarla con lágrimas, aunque sangre un poco. Eso sí, decidí esperar a que cierre y alejarme. Aún me falta limpiar otra más grande, otra llena de silencios. Me va a doler aún más (¿es tarde ya?). El tiempo no explica, no dice nada, sólo se pasa.

Y seguiré escribiendo para no sentirme sola, sin esperar que mi despecho se canalice sin lastimar a terceros. Hace tiempo que descubrí que eso es algo casi imposible. Y que el humano en el fondo es egoísta.

Irónico y bizarro, amor mezclado con odio y con lástima, todo revuelto, nadie se salva.

Mi dolor es triple, mi amor es doble. Pero el dulce de leche se acabó, y un rock&roll se pasó de moda.

Ho'oponopono

Te amo. Lo siento. Perdón. Gracias.

Estoy explorando la meditación. Gracias a una persona, en el camino me he encontrado con esta técnica.  La búsqueda de uno mismo puede empezar en lo externo y regresar a uno, o viceversa. Lo que se aprende al final es que no hay "fuera" ni "dentro" sino "uno". La primera vez que me dispuse en silencio, con la mente en blanco, y pronuncié esos vocablos hacia nadie y hacia todo a la vez, lloré. Porque de verdad estaba intentando, les estaba dando significado.

"Todo lo que está en tu vida es porque tú lo has atraído". "Somos responsables de todo lo que ocurre en nuestras vidas". Por ende, somos responsables de las personas que atraemos a nuestra vida. La energía espiritual, emocional, o como quiera llamarse, existe, y es la unidad a la cual estamos conectados a un "todo". Todo ahora cobra sentido. Tantos sueños, tanta receptividad, el "ver" a otras personas, las experiencias indelebles... el conectarnos a ese nivel de vibraciones es un don, una maravilla humana.

Te amo. Lo siento. Perdón. Gracias.

Son palabras limpiadoras. Simples, sin más significados ocultos. Ni cielo ni infierno ni divinidades inalcanzables. Todo está en uno. Son palabras para nosotros mismos, como miembros de la red de emociones que nos vinculan a todo lo que pasa a nuestro alrededor. Son palabras que sirven para enmendar recuerdos dolorosos, partidas abruptas, injusticias, desilusiones. Todo aquello que nos bloquea y no nos deja seguir.
Para seguir es necesario aceptar, para aceptar es necesario dejar de renegar contra lo que sucedió. La lucha debe ser contra lo que vendrá. La elección futura, depende mucho de que podamos aceptar nuestro pasado y lo vivamos como recuerdo, como así un guerrero toca sus cicatrices cerradas y limpias luego de tantas batallas. Dejar ir... let it go... laissez-passer...

Sólo si me ayudo a mí misma, podré ayudarte a vos.
Te amo. Lo siento. Perdón. Gracias.