lunes, 10 de noviembre de 2008

Baiser


No quiero contar una historia, sino un sentimiento; no importa con quién sea, sino ése momento, que sacude imprevisible los tendones adormecidos y te deja, sencillamente, contento.

Las luces, la música, un trago, el baile. Quizás sea el escenario tridimensional el que predispone a un encuentro. Qué va, es una mirada, tan sólo cuatro ojos que se cruzan y la velocidad del mundo frena. Dejan a su paso un camino en llamas, como cordeles que tiran uno hacia otro, oliendo el perfume certero. Y te pasa sin siquiera conoceros.
Seduciendo el deseo, bailando al cortejo, entrando al trance de un mundo paralelo. A pesar de las camisas se sienten arder los pechos, y toc tocs de sangre fluída hacen que se te salga una sonrisa al vuelo. Y es eso, tan sólo eso. Luego dos bocas son una, y la humedad es como un premio... ahora un poco más cercanos, de oriente a occidente, corren caballos furiosos por las piernas y los dedos. Tan sólo eso. Pero qué cosa más sublime, despertar luego de un ensueño. Y el abrazo se vuelve pleno, con tres caricias apenas rozando el cuello, aferrándose a espaldas y caderas, jadeos. Es la seda más exótica la piel de un amante experto, el elixir de la vida se resume en un beso. Un exquisito, suave y lento beso. Tan sólo eso, tan sólo eso.

sábado, 1 de noviembre de 2008

Shhhh

Pudiera a veces olvidar, quedarme en silencio... pudiera, si no, escribir en prosas llenas de metáforas y paralelismos, esos que usamos cuando los que inventamos cuentos de una frase por línea queremos desnudar un sentimiento con una gasa por encima. Para no dar al aire la historia más bizarra. Pero no, ahí me clavé, con mi nombre completo y mis metas no alcanzadas, las faltas, las distancias... cuán torpe puedo ser a veces cuando escribo con el alma.
Mis palabras.. a mí no me hacen falta, lo que me hace falta es dárselas a quien no me animo a darlas, y quitarme el miedo a que sean rechazadas (en el fondo sé que seguramente vayan a perderse en la nada, pero soy tan porfiada).
Lo que me hace falta son más que palabras, son gestos, manos, voces, quejas en voz alta, cosas del mundo humano. El mundo de las palabras cansa y engaña, y mis años me dicen que de algo es que caen las lágrimas.