sábado, 12 de diciembre de 2009

Not the same


De repente todo el mundo está confundido, nada alcanza, nada llena, todo es reemplazable.
Todos festejan la era de la libertad, yo me cansé del mundo de "ser sola".
Y no sola de amigos, sola de familia, de vecinos, de conciudadanos...
Sola de ese abrazo que nadie más me puede dar, del abrazo que se vuelve beso, del abrazo que se vuelve sexo, aquel que me prevenga de anemias de mimos y excesos de desconsuelo; no es lo mismo, no me da lo mismo. Y tampoco me da lo mismo el abrazo de Mengano que el de Fulano.

Me cansé de este juego de armar y desarmar relaciones como si fueran casitas de Lego. Y una, dos, tres... infinitas veces demoler, volver a empezar, y nunca terminar el techo. Como si el alma no se borroneara con tantos párrafos erosionados, que empiezan con un "querido diario" y terminan sin final. Como si después de los años las arrugas no reflejaran los fracasos del corazón. Como si amar fuera gratis...

Y todos te aconsejan que te de lo mismo tener su abrazo que el de cualquier otro, total es un hombre nomás, total sos una mujer nomás, como trillones hay en el planeta tierra.
Total, todo da lo mismo ya.

¿Soy una romántica empedernida? Quizás, pero me alegro de pertenecer a una especie en extinción, a la que el amor no le da lo mismo.

miércoles, 21 de octubre de 2009

Keys


Aww. I did. I kept you in my memory. Deep hidden... but still there. Every time a piano is pulsed I remember your hands, and then your look came to my eyes, perhaps your smell still hangs in my nose… What happened in all these years since we don’t see each other? I wonder…

Do you remember all those days of guitars and chords? The afternoons enjoying croissants with coffee & milk… or pizza & concert nights... I do, like if they’re never gone. And I miss you so much.

I miss the music we created; I miss your shy company, your long figure trying to wait for my little steps so we could go together to the rehearsal room. I miss the way you used to express yourself through notes and lyrics. Because, in some way, we spoke the same language.

Where are you now? Have you found love in your way? Have you tried to open up to the world as I taught you? I want to believe that you still remember me too, just like this, like the girl with maroon curly hair which sang like angels and kissed like demons…

I dreamed of you. I don’t remember exactly what. But somehow all the pain of our rupture turned over me. I really loved you, silly boy; very much. And never told you so, because it was already a pain uneasy to deal with. It doesn’t matter; you knew it.

And it is still a pain the price you’ve paid for your friendship, baby... I’m still paying my part.

You’re the best song I sang, but the love scar that hurts the most.

No one else has played my guitar like you since then… no one.

domingo, 9 de agosto de 2009

Revuelto gramajo


Por qué no veo lo que hay en mí. Será el miedo. Será la costumbre. Los años. Será que siempre necesité aprobaciones. Será que en mí conviven el arte y la ciencia como Dr. Jekyll y Mr. Hide. Me pregunto cuál de los dos tira más para vencer. Uff… tengo demasiadas cosas en la cabeza y demasiado pollo en mis intestinos, todo se revuelve.
Tal vez sólo quería saber si realmente era buena. Si tenía talento. Si de algo servía mis locas ideas y mis cuerdas vocales. ¿Te gusta mi voz? ¿Te gustan mis poesías? ¿Te gustan mis cuadros? ¿Cuán lejos puedo vivir con eso como medio? ¿Cuánto tira en mí la bohemia y cuánto la pueblerina atada a sus costumbres?
La lucha se batió toda la tarde en mi pecho bajo el sol. Pensaba… “mi propia profesora de lengua nunca me alentó a escribir, y admito, nunca me leyó. Sólo sabía enseñarme una cosa: no hacer lo que ella hizo”. Y la inseguridad, junto a mi baja autoestima visual, y junto a mi exagerada confianza en que tenía la capacidad de estudiar más que otra cosa en la vida, me trajo hasta acá. Hasta un lugar donde no sé si quiero permanecer. ¿Es tarde ya?
Las inminentes canas se afloran por el cuero cabelludo, a pesar de mis rasgos de niña temerosa del destino. Y pienso que mis frustraciones en algún momento saldrán de mi pecho como las notas que aprendí de oído. Sí, todo de oído. Todo lo que me gusta lo aprendí sola. Los caminos que recorro me los abro con tan poca fe. Y no encuentro demasiadas respuestas. No puedo madurar, no consigo controlarme, y me aterra.
El debate interno prosigue. El desligue. El aceptar que no estoy sola, pero en el fondo lo estoy. Que nadie puede decidir por mí, que mis problemas no son todo sobre mi madre, sino por MI. ¿Por qué me ato tanto al dolor? Hay pérdidas que ya no sanarán… dejar de sentir culpa, eso necesito. Dejar de volar es algo que nunca consideré. Y no quiero pertenecer a otro mundo más que al de los amantes del jazz, del amor, y de las tortas de durazno y ciruela. No me interesa si no llego a tener un Mercedes o una casa en Funes Hills. No me importa.
Convivir con mi propia complejidad interna y mi cursilería es peor que tener diez críos gritando por la casa al mismo tiempo. Lazos emocionales que se rompen, o atan, decisiones apresuradas, puertas cerradas, ventanas abiertas… Hay una rebelde que intenta salir. Hay una ‘niña bien’ que intenta permanecer. Me pregunto si podré hacerles un trato, como los hombres lobos y los vampiros, de coexistir en paz. O una terminará matando a la otra.
De verdad, espero que ésto funcione.

miércoles, 29 de julio de 2009

Le Bel et la Bête II

Ya no sé si es inocente o cínico, travieso o descuidado, ya no sé demasiado, sólo sé que la flecha no apunta a mi blanco. Con tantos años arremangados en el alma, a veces me cuesta aceptar que el que no siente, gana –testaruda-. Todo puede ser una canción, un pedazo de letra siempre pega con alguna parte del universo. Nadie valora más a un poema que un poeta. Al decir una frase se puede evocar al dios de los deseos inalcanzables para que azote las espaldas de los infieles. Sólo accedo con esfuerzo a encerrarme en mi prisión de cedro, para que no veas que mis ojos se tornan azabaches al oler tu pelo. Pero qué ganas, qué inmensas ganas de demostrarte lo jugoso que puede ser morder esa manzana, dejar un hilo de excesos correr por la mejilla, cerrar tus ojos cielo en tardes peregrinas, y despertar en tus sentidos todas las cosas que nunca te atreviste a soñar. ¡Mirá, mirá lo que me hacés hacer! ¡Dejás que mi cabeza juegue carreras de imaginación contra ella misma, hacés que la adrenalina me deje exhausta aunque no haya movido un dedo! Hay un lugar en los cuentos donde la loba se enamora del cordero, y le beau du la bête. Por suerte no podés ver qué tengo guardado en mi manga… puedo hacer lo que quiera… lo que quiera… y ni siquiera tengo mirilla. Hay sólo un problema: me gustan las manzanas rojas, no las amarillas…

viernes, 26 de junio de 2009

Le Bel et la Bête I


Ah la vida y sus locuras. Por ahí te da un dulce, y luego como una vieja maliciosa te lo arrebata. O le propone al artista la musa más hermosa para retratarla en un cuadro, y luego lo enfrenta en competencia con una obra inmejorable, dejando el suyo como una piltrafa. Es así, la turra está llena de secretos y de revelaciones, de abrazos de oso y de cachetadas torpes. A veces se trata de dos, otras de uno. Uno y sus limitaciones, uno y sus deseos, pero ¿qué hace una escritora desprolija deseando a un Adonis? No sé si reírme… qué desgraciado, el destino me deja en la puerta semejante caramelo… es el colmo del diabético… Pero ya sé, cuántas veces la vida te deja plantada en la esquina y el colectivo nunca pasa. No es nada personal, es algo consecuente. Qué feo es el gusto de la resignación, guacala, no, ¡¡no quiero tragarla!! Igual, otra cosa que tiene la vida son asimetrías y extrañezas, por ahí, quién te dice…Ya dejo de sorprenderme cuando veo fuegos artificiales…

domingo, 10 de mayo de 2009

Intersecciones


Otra vez me encuentro en un cruce de autopistas, contemplando los vehículos pasar, escuchándolos zumbar junto a mis oídos, y yo estática… caprichosa como éste otoño que todavía quiere ser verano, y no deja a las frías mañanas salirse con la suya.
Me da gracia, ¡los transeúntes me confunden con una piba de 19 años! ¿Será mi apariencia un débil reflejo del miedo a que la frescura de la edad no se me escape y me quede seca? Parecer más joven es quedarme aún más estática, es demostrar que el peso de las crecientes responsabilidades no se cargan aun sobre mis hombros, es remolonear en la cama de la comodidad, a salvo del pánico de subirme a un coche y acelerar. Igual no pienso subirme, no. No creo que ésos autos sepan dónde van. Quizás no vayan a ningún lado, quizás sólo estén aparentando que en su afán de movimiento están realmente logrando algo (a veces se jactan de ello).
Creo que sí, que trato de seguir siendo verano… porque temo olvidar quién soy y qué quiero. Cuando uno está corriendo en medio del vórtice de ésta autopista, cada vez más ocupado está el espejo, queremos más y más cachivaches, cada vez más la mente trata de memorizar fórmulas fácilmente olvidables, sin siquiera entender la mecánica de éste juego. Pero también es en vano temer, los cúmulos de vivencias no desaparecen con las estaciones. Sigue estando en una parte de mi inconsciencia todo aquello que absorbí, y en ella se hicieron síntesis, para soñar así presagios. Algunos, muy lindos presagios…

lunes, 9 de marzo de 2009

Hilos sin tiempo


El tiempo no existe. Es un hecho, no lo dudes, está demostrado. Está desmontado el circo de la historia. Está desmembrado y ronda por ahí. Las vidas son extrañas conjugaciones de pasados, presentes y futuros, sin las cosas que olvidamos adrede, repletas de lo que más queremos. Y cuando sin querer el tiempo se curva en una esquina, sorprende cómo el pasado viaja al futuro, o el presente se va al pasado, algo así. Las caras son las mismas pero cambiadas, porque las personas son las mismas… ¿las personas son las mismas?
Cada cual tiene una visión de un momento, posee una de las caras del infinitésimo polígono del tiempo -cuasi-círculo-. Cada cual se lleva al recuerdo una versión de la historia a su manera y arma su propia dimensión en el espacio.
Cada vez más creo que no existen casualidades, que todo está finamente hilado…

martes, 13 de enero de 2009

El amor en los tiempos de Internet


Transládense en el tiempo hacia fines del siglo XIX. Por ese entonces la electricidad era el símbolo del futuro, que venía de regalo con el siglo XX. Acuérdense que la gente pensaba que iba a presenciar una era donde todo estaba por descubrirse, y por ende los inventos causaban revolución. Sin embargo, todavía se usaba tinta y pluma para delinear caligráficas letras, rellenando frases de gran expresividad, que exponían auténticas declaraciones de amor. Las cartas todavía eran comisionistas de pasiones... ellas, a escondidas, provocaban en sus receptores orgasmos sofocantes como un verano tropical. ¿Y ahora qué?
Siglo y medio después, de la mano del fervor tecnológico, la textura del papel de seda se reemplazó por pantallas de cañones catódicos o de vidrio líquido, y las manuscritas por fuentes de texto prediseñadas (incluso con emoticones... algunos animados). Sí, los tiempos cambiaron, ¿pero cuánto? ¿Habrán sido las cartas a escondidas más ilusorias que un mail o un chat? ¿Cómo tanta gente podía enamorarse sin ni siquiera un beso? Lo hacía, es verdad. Las metáforas y versos en rima podían hacer de cualquier barrendero un señor de galera. La palabra valía como compromiso aceptado; con sólo papel y miradas furtivas, se tejían destinos.
Pareciera que tras el paso del tiempo se extinguió el romance. El chat ya ni siquiera hace de las respuestas deseables largas esperas, es más, sabemos cuándo la otra persona titubea al escribir una oración –generalmente corta y en monosílabos- mientras que respondemos con un “seeee.... jajaja”. Pero quizás éste mundo virtual contemporáneo sea efectivamente el devenir nostálgico de aquellos mensajes secretos, con algunos retoques tecnológicos, con menos tabúes y complejidad literaria. A su manera, saben provocarnos escalofríos y sonrojos... de alguna manera se conserva la magia, y en buena hora, ya que el alma siempre necesita soñar.