sábado, 17 de mayo de 2008

Ahhh, l'amour (Partie II)


Iba a escribir algo criticando las actitudes tanto de hombres y mujeres en cuestiones del amor, iba a desacreditar formas de vida y de respuesta frente a las situaciones embarazosas. Pero me di cuenta que eso era pura bronca y sería desperdiciar un espacio de mi blog en algo que bien podría expresarlo en una linda puteada al aire, un berrinche y un llanto final. Y así lo hice.
Me molesta, si, de los hombres, los prejuicios, su visión paralelográmica de las relaciones íntimas, lo poco cuidadosos y crueles que pueden ser, etc., etc. Pero a la vez esos defectos también los tenemos nosotras, las que nos creemos dueñas de la razón y nos encanta buscar problemas en vez de evitarlos. Mi poca experiencia en este mundo casi inentendible de la seducción y el deseo, me dice que en el fondo hombres y mujeres somos iguales. Simplemente hay momentos, sea del viernes a la noche, sea de la semana, el semestre, o de la vida, que queremos diferentes cosas. (Esto obviamente no refuta la existencia de gente desequilibrada mentalmente o psiquiátrica).
Cuando salimos con varias personas a la vez, cuando jugamos a ser novios/as, cuando después de hacernos desear decimos “no era para ponerse en serio”, o cualquier acción histérico-lúdica hacia otros, sólo damos a conocer una mísera parte nuestra que denota cierta inseguridad. Pero a veces nos gusta ese juego, nos encanta estar atrás del chico/a difícil, no le damos pelota a la buena mina o al buen tipo porque no sé, tenía un lunar feo en la mejilla, y entonces ¡qué voy a criticar! Somos humanos y por ende errantes y ciclotímicos a veces, otras centrados y directos. Eso sí, estaría bueno que la idea no sea sólo divertirse superficialmente, sino también abrirse y ver lo que uno encuentra (incluso si estuvieron ebrios). Siento que nada sirve pasarse por cuerpos y no por almas, sentís un vacío inexplicable, una necesidad de abrazo, una palabra cálida. Vamos, quien no admita esto, está mintiendo. Todos necesitamos amar, y es sano y respetuoso dejar de jugar cuando hay sentimiento de por medio. Y no hay que dar tantas vueltas, hay que jugarse enteros, a darnos la cabeza contra la pared si es necesario, pero no debemos dejar pasar el turno, porque en estos tiempos las segundas oportunidades escasean y hay que averiguar de alguna manera si se nos da. Es como dejar al lado de la cucha del perro el billete de la quiniela recién comprado. Pero hace falta ser un poco experimentado y open-minded para poder al fin abrirnos y ser auténticos. Ahí es cuando el encuentro se facilita, sin rencores por un rebote, sin aflicciones por una llamada inexistente, sin tener que dar una falsa impresión de uno para provocar reacciones en el otro. Si das lo mejor de vos, algún día tendrás una recompensa...

El tiempo I


Exacto y mezquino, el tiempo siempre guarda algo para mí. En la esquina de los sueños, cambiando dudas viejas por dudas nuevas, estaba mi figura mirando hacia arriba como esperando un milagro. Pero sólo cayó la lluvia, que en ese momento -y extrañamente- no me provocaba ningún sentimiento en especial. Sólo me fui caminando y expuesta, entre el silencio y el murmullo de las chispas de agua, hacia mi casa.
El tiempo generalmente hace que el panorama se extienda, siempre y cuando la atención sea suficiente. Muchas veces me da por llorar, e inexplicablemente después de eso ya no siento nada. Otras veces me da por reír...
Pero el mejor menester del tiempo es hacer olvidar, de algunas pasiones y otros infortunios, de los nombres y fechas... a veces hasta de mí misma.
Así me redescubro, trocando dudas, esquivando prejuicios, dancing in the rain por éste simple y a la vez complejo mundo.