sábado, 20 de septiembre de 2008

Ay, no!

Si hay algo que temo en este mundo es convertirme en aburrida. Desayunar todos los días lo mismo, llevar mi pelo de la misma manera (así, con raya al costado derecho y sin peinar), hablar de tiempos pasados en tiempo pasado y someterme a la misma risita para celebrar una anécdota. Hacer las mismas poses en la cama, cantar la misma canción melancólica, volverme repetitiva en mis ideas a escribir. Pasar a ser predecible, disociar toda espontaneidad, perder el misterio, camuflarme con la pared. Convertirme en el protocolo de mis experimentos: reglada, metódica, obtusa; y así dejar de sorprenderme, dejar de sentir mariposas en la panza, de querer bailar la danza del azar cada mañana. Como si no hubiese más sabores de helado que inventar, como si la estabilidad significara rutina, y la felicidad satisfacer las necesidades básicas y los dictados sociales.
Y sin embargo a veces lo hago... Es fácil caer preso en la comodidad de los límites conocidos, o veces aletargar la curiosidad para no ceder impulsividades, sólo “descatalizar” las etapas. Pero eso de volverme aburrida me aterra. Porque no es cuestión de que no haya más que explorar, es porque faltan las ganas de hacer cosas nuevas. Y uno se vuelve viejo de golpe, se frenan los sueños, que no por chicos son insignificantes (vale tanto querer irse de viaje como tener una planta nueva, vale hacerse un piercing como cortarse el rulo de atrás), vamos llegando al viernes y nuestro mayor deseo es dormir... ay no! Que no me pase!

2 comentarios:

el condimentador dijo...

Leí esto y me sentí mal. No me malinterpretes, es muy lindo y muy sabio... y yo me siento viejo y aburrido. No, peor, me siento un joven envejecido por el aburrimiento de la rutina. Y parece que era verdad que a veces ese falso amor a la seguridad nos hace ceder estúpidamente nuestra libertad (de ser felices, de vivir, de elegir).
Beso.

JHR dijo...

tanto tiempo condimentador! Si, muchos lo hacemos... pero a veces la seguridad da paz y hay momentos de la vida en que sólo necesitamos eso. No te sientas mal, beso