martes, 19 de junio de 2007

El inicio


Aquí estoy. Todavía sin saber bien qué hago. Y sé que ésta vez no escribo para mí, sino para los demás. Lo que uno aprende difícilmente se repite en el futuro, sólo sirve para que otras almas que pasen en un momento por similares vivencias tengan una referencia, para reflexionar.
Predecir el futuro... qué ciencia tan oculta posee nuestro instincto, de buscar las probables causas del acontecer a corto y mediano plazo, de rever las consecuencias que pueden o no cambiarnos el rumbo. Y sin bolas de cristales ni presagios divinos, sólo con las evidencias del hoy, el sentido común, y los sucesos del pasado. Lo más curioso es que casi siempre exageramos nuestros presagios: lo que puede ser bueno parece utópicamente maravilloso, lo que puede ser malo sería terriblemente catastrófico; pero por suerte al final las asperezas se liman y los brillos se atenúan... nada es tan extremista.
Me quedé pensando si por ésto no somos libres, por coartar el destino al analizar sus pasos, y modificar el rumbo natural de la vida. Al atar en conexiones el futuro y el pasado, nublamos las perspectivas y delimitamos dentro del círculo de lo conocido el rastro de nuestras huellas.
Que hoy no me pase, no quiero ver que lo que añoro se desvanezca, por buenas razones me quedo soñando con algún día dejar de dar tantas vueltas, para que lo que tenga que ocurrir, ocurra...

1 comentario:

el condimentador dijo...

Ufff, genial. Creo que si así empezaste, empezaste por el mejor lugar que tenías para hacerlo. Una de las cosas más difíciles dentro del crecimiento interno es darse cuenta de eso, y otra más difícil todavía es aplicarlo. A qué me refiero con "eso"? Al que sacar conclusiones previas sobre los hechos futuros no sirve de nada. O, lo que es peor, tira para el orto lado del que queremos dirigirnos. El preconcepto es el culpable de toda desilución, de toda depresión... Además hay algo muy cierto que me dijeron una vez: "mientras pensás en como van a salir las cosas después, o en que depara el futuro, estás desperdiciando el tiempo que tenés para vivir el presente".
Y por ahí tiraste otra idea muy buena (y en la que yo creo mucho), que me gustaría sintetizarte un poco más: el instinto (por así llamarlo) es mucho más sabio que la razón, pero hay que dejarlo ser y no ponerse a analizarlo, porque al analizarlo ponés la razón por sobre el instinto, y ya no sirve.
Ahora leo los otros posts, pero solo con este te digo que me gustó mucho el blog. Saludos