sábado, 20 de octubre de 2007

Mes amies de terre cuite


Tengo grandes amigas. Alguna será por la altura, otra no tanto por eso, pero sí que son de las buenas. A unas las conozco desde que tengo memoria, a otras parece como si las conociera de toda la vida. Tomamos mates amargos mientras inventamos pinipons suicidas en la azucarera, bailamos con Celia y Compay, nos sacamos fotos a los pies o haciendo muecas, miramos películas europeas (también Harry Potter o alguna con Brad o Johnny), hablamos mucho y soñamos despiertas. Tenemos arduos debates filosófico-político-hombrístico-amorales en madrugadas en vela, por ahí acompañadas por algún manjar chocolatoso (de vez en cuando). Y ahí empezamos a sospechar... de que nuestras madres tienen la culpa de todo. Con otras comparto los asados populosos del sábado que culminan el domingo a la mañana, campamentos en el campo, mates y pileta, vueltas en autos, chatas, motos, bicicletas (etc.) y los mejores & peores recuerdos de mi adolescencia. Algunos de nuestras producciones son cadáveres exquisitos, conversaciones desopilantes, lágrimas de distintas clases y subclases, risotadas, risitas, ronquidos, abrazos. Somos desde psicólogas con doctorado en dilemas existenciales, predicadoras apocalípticas, ecónomas en microproblemas y licenciadas en anatomía-XY. Son fuerza cuando alguna se cae, siempre con el hombro de frente al tropezón, y el consejo cálido. Porque mis amigas son pan de corteza crujiente y miga esponjosa. ¿Cómo no ser tan feliz con ellas? ¡Las adoro!

1 comentario:

Lady Stardust dijo...

Tambien es genial tenia una amiga, que mas que una amiga es Casi-angel!!!!!!! y que escribe en su poeticario...
besotessssssssss!!!!!!!!!
tkm