sábado, 20 de agosto de 2016

Transparencias

No es importante.

¿Y qué lo es?
¿Las cuentas bancarias, el ahorro de energía, los señores que hablan en la tele? ¿Que la lluvia no arruine el finde de asado, los 40 likes de la foto del perrito, la llamada perdida de madre?
Las protestas. Las derrotas políticas. La angustia del futuro incierto.

¿Pero las caricias, los abrazos?
Las miradas que se cruzan todos los días, la conexión electrizante -decime si no la sentís- y el temblor del sentimiento que nace como de un magneto invisible que pone los corazones a gravitar. La lengua que calla, porque ya está todo dicho, y en el silencio del paladar se hace aguas por ese beso que aguarda (tanto) otra oportunidad de explotar.
Encontrarse para morir exhaustos, asociar cada detalle con una canción.

¿Qué somos al fin, más de lo que mostramos, o no? Un alma vestida, una luz que brilla entre cortinas, asomada por el hueco del iris. Un alma con embrollos, insomnios y esperas, que aún así soríe.
¿No es eso lo que importa? ¿Lo que se vislumbra a través de la piel? Lo que nos conecta, lo que tira a la vida; lo inevitable de coincidir. De tantas maneras nos encontramos (¿puro azar?), y me pedís que te olvide. A sus órdenes, mi capitán, perdón por mi alma salvaje que no entiende...

... que nada de esto es importante -o no lo soy-.


Lo que importa son las decisiones.

No hay comentarios: