El tiempo me acosa, como un viento solar que despeina las lunas de mi cielo de otoño, que remueve la tierra bajo los pies y hace que me tropiece, sin poderme amarrar a él. El mundo se vino con toda su furia, los cataclismos se desatan en las fosas marinas y en la profundidad de las personas.
Y me quedo mirando al noreste, tiesa, perpleja, atónita, sintiendo los choques y rupturas, y el magma interno brotar en mis entrañas. Me quema la piel, me pesan los huesos, se me interrumpe el sueño y la fobia me atrapa. Necesito exorcizarme, gritar, sacudirme, arañar esta bolsa invisible que me envuelve, y sacarme este infierno de adentro. Quiero renacer de entre las cenizas de un pasado sin gloria y demasiadas penas.
Debo emprender un nuevo viaje, otra vez.
1 comentario:
Genial poema prosa, que emite incontables brillos, de un alma incandescente que se siente deslizante en la pendiente hacia un mar ejemplo (dispuesto a sublimarse a su contacto); usted fría entonces, será tierra dura en su propio continente, tejida de fracasos y de años, quizás con suerte, algo de magma todavía caliente en el regazo y agüita hirviente abajo; poco tajo, para aquella lava roja viva en la colina ¿qué fue de ella? ¿qué está siendo ahora? ¿es ese el destino del núcleo que llegó a la superficie? ¿hundirse? ¿hacerse roca negra, o negra como roca? Ya presiento la desgastada arena en playa gris con olor a salado, amalgama de millones de mediocres explosiones grises, batida por el infantil reflujo del sueño de un pirata malapata, que escapó de un cuento y se fue a Hollywood a las listas del paro sin brújula encantada, ni el cofre del muerto y solo ron del malo (ni siquiera mate)
Suyo mi Señora, Z+-----
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