viernes, 10 de junio de 2011

Transformación


Tacones, medias, falda. Colgante y aros, tres o cuatro anillos, maquillaje, peinado. Me miro al espejo y veo la fémina que de tanta rutina mantengo encerrada, hasta que los viernes de luna menguante despliega sus alas y sale a sobrevolar la ciudad de madrugada. Me miro y me gusta lo que veo, porque soy yo misma en mi máximo destello. Y se siente tan bueno, saber que poseemos la llave del deseo, la cerilla de toda fogata. Que queremos y que podemos. Es el encanto de ser mujer, algo que sólo mi género puede saber, y que siempre nos delata.

Hoy me voy a buscar a mi lobo, por las dudas llevaré balas de plata.

2 comentarios:

el condimentador dijo...

"Me miro y me gusta lo que veo, porque soy yo misma en mi máximo destello. Y se siente tan bueno, saber que poseemos la llave del deseo, la cerilla de toda fogata."

Hermosas palabras, y muy verdaderas hasta ahi, aunque no concuerde con vos en que describe solo a tu genero; creo mas bien que describe a cualquier ser libre en el momento en que se permite ser si mismo, en su maximo destello.
(Perdon por las tildes, o por su ausencia, pero el teclado no me permite escribirlas)

JHR dijo...

Condimentador! Lo extrañaba debo admitirlo, porque le da un giro tan distinto a mis pequeños cuentos que hasta parecen mágicos! Creo que lo que le pase a tu género va por otro lado, del lado de quien toma la cerilla y la frota contra el papel áspero... Desde alguna punta, todos brillamos. Salvo que suelan ponerse tacones y faldas las noches de luna llena ;) va con humor jeje. Siempre respeto su crítica, es la pimienta que me falta. Saluditos