A veces las cosas se desvanecen... así, como una voluta de humo en la atmósfera. Se esfuman dejando en su lugar el agujero negro de las puertas abiertas, y por el camino, collares de margaritas a medio desflorar. Una despedida sin sonidos, una reverencia sin ademanes, lágrimas cuajándose dentro sin poder escapar.¡Las veces que nos despechamos contra la almohada cuando no hay manera de decir adiós! Qué cursis y qué orgullosas, las mariposas que por creerse dignas del Sol se marchitan bajo sus mismos rayos...
Nunca se sabe qué pasará.
