Y ya lo logré. Una chica morena de un pueblo de gringos payos, abriéndose camino a través del mar de praderas y la jungla de cemento, a contra viento; no es tan fácil, verán. Y hoy me celebro, alimento el espíritu y canto al viento mis “yo puedo”, y que lleguen a oídos de los “no lo intentes”.
Y ahora miro al costado y atrás y me dejo limpiar por la lluvia salada que gotea debajo de mis pestañas. Porque me demuestro que si quiero, sí puedo. Y me dejo volar en una plenitud certera, un descanso en las escaleras pintado de verde y naranja; y como de un plato de frutas frescas, del árbol que cuidé, que vi crecer, que regué, desde hace 9 años... ya. La felicidad me inunda, aunque refloten penas antiguas, que rescato de lo profundo para dejarlas evaporar.
Y ahora miro adelante, a seguir abriendo caminos. Que lo innecesario se deja atrás, y se deja espacio para lo nuevo. Que lo necesario se agradece eternamente. Para volver a llegar, para volver a pasar, y cosechar. Sabiendo que si quiero, puedo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario