Hay cosas
que escribo sólo para mí. En mi conciencia, en mi inconsciencia, en el carácter
de mercenaria del destino que la vida me dio al abrirme sus puertas. Y esas líneas
grabadas a sangre, plasmadas bajo llave, pintadas sobre pintado, para que ni
Dios sepa los secretos que atestigua, me las llevo a mi cava. Tantas frases
llenas de colores, de parábolas, de locura crecida, no van a ser vistas ni por
los recuerdos que resucitan, porque si hay algo más profundo en el
planeta que los mismísimos océanos, es un corazón de mujer. Y no hay amiga para
esta clase de lectura prohibida, no hay hermosura que excuse su callada providencia,
ni tornados que puedan arrancarlas de su miércoles de cenizas. Hay cosas que sólo
escribo para mí, para verme al espejo.
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